domingo, enero 29, 2006

JAVIER MARÍAS EN EL MUNDIAL DE FÚTBOL

Javier Marías y otros nueve escritores hablan de fútbol en Berlín

El español Javier Marías y otros once escritores, entre ellos el húngaro Peter Esterhazy y el sueco Henning Mankell, se reúnen hoy y mañana en Berlín para hablar no tanto de literatura como de fútbol, en un congreso que forma parte del programa cultural del Mundial de 2006.

Ya anoche los organizadores ofrecieron un aperitivo en una fiesta en la que estuvieron presentes Marías y Esterhazy, dos escritores estrechamente ligados al fútbol al que miran desde dos ángulos distintos.

Esterhazy, cuya obra publica en España la editorial Alfaguara, dice mirar el fútbol desde la óptica de un jugador, aunque sin éxito notable, mientras que Marías tiene la visión del hincha de un equipo concreto, que este caso es el Real Madrid.

"Mi pasado como hincha es más bien modesto, no tengo grandes recuerdos en ese sentido", dijo Esterhazy durante la fiesta.

"He visto siempre el fútbol con la óptica de un jugador y con la fascinación de alguien a quien le gusta perderse en el juego", agregó el escritor húngaro, que admitió que hubiera querido jugar a alto nivel.

"Mi sueño hubiera sido jugar en el Barcelona, si esto hubiera sido posible", dijo Esterhazy, que agregó que en todo caso "nunca" hubiera querido jugar en el Real Madrid.

La afición de Marías por el fútbol, en cambio, está ligada a su pasión por el Real Madrid, de quien se hizo hincha cuando tenía cerca de siete años.

"Era el Real Madrid de Alfredo Di Stefano", explicó Marías que matizó viejas declaraciones suyas en las que había asegurado que también odiaba al Atlético de Madrid.

"Los del Atlético odian al Real Madrid. Nosotros no odiamos a los del Atlético, sólo nos dan muchísima pena", dijo Marías.

Para seguir el fútbol de países distintos a España, Marías también intenta asumir la óptica del hincha y en que cada liga tiene un equipo preferido.

Cuando vivió hace dos décadas en Inglaterra era hincha del Chelsea -"no del Chelsea de ahora", aclara- debido a que era el equipo del barrio que más frecuentaba.

En otros países busca algún equipo que tenga alguna similitud con el Real Madrid y así, por ejemplo, en Argentina es hincha del River Plate, debido a que allí también jugó Di Stefano.

También el organizador del congreso, el catedrático de literatura comparada Jürgen Wertheimer, y el ministro de Cultura Bernd Neumann confesaron sus respectivas pasiones durante la fiesta.

Wertheimer confesó ser hincha del 1860 Múnich y odiar al Bayern de Múnich, mientras que Neumann dijo ser hincha del Werder Bremen, lo que es además el canal de comunicación más importante que tiene con su hijo, con quien se ha propuesto ver en el estadio todos los partidos que juegue en casa en esta temporada el equipo del norte de Alemania.

"Si no salimos campeones, en todo caso espero que tampoco lo logre el Bayern", dijo Neumann, con lo que los asistentes dejaron toda reserva y expresaron sus emociones con una mezcla de aplausos y abucheos.

El congreso propiamente dicho lo abrirá esta tarde el escritor italiano Ugo Ricarelli, con un diálogo sobre su obra y el fútbol a lo que seguirá un debate en el que participarán Esterhazy, la camerunesa Calixte Beyala, Riccarelli y el suizo Thomas Hürlimann.

Marías esta noche tendrá un diálogo con el ensayista Helmut Boettiger, una especie de evangelista del Borussia Monchengladbach, y mañana participará en un debate, en el que también se espera la presencia de Henning Mankell.

El polaco Ryszard Kapuscinski tuvo que cancelar su participación en el congreso por enfermedad.

EFE. RODRIGO ZULETA

Univisión.com, 20 de Enero de 2006


Berlín une libros y fútbol en un encuentro literario


Este año en Alemania todo está relacionado con el fútbol. El Gobierno alemán y la FIFA intensifican su programa cultural a medida que se acerca el Mundial de junio y este fin de semana fue el turno de la literatura. Jugadores de cabeza fue el título de la Cumbre Literaria Internacional organizada en Berlín para mostrar puntos de encuentro entre el balompié y los libros.

"El fútbol es parte de nuestro día a día. No podemos decir lo mismo del teatro", dijo en el discurso inaugural el ministro de Cultura alemán, Bernd Neumann, que acabó hablando de sus equipos preferidos. Fue la muestra perfecta de lo que sería el encuentro. Trece escritores hablando mucho de fútbol y poco de literatura. Entre los invitados sólo una mujer, la camerunesa Calixthe Beyala, y una baja: Ryszard Kapuscinski.

La nota social la pusieron el coreano Hwang Chi-Woo y el ruso Viktor Jerofejew, que discutieron sobre el fútbol como instrumento de manipulación en dictaduras y sistemas opresores.

El escepticismo sobre la cumbre estaba en boca de todos. Javier Marías se mostró partidario en su intervención de no forzar las cosas: "No existen tantas relaciones como se pretende mostrar aquí estos días. El fútbol es llevado a menudo a la literatura pero la literatura nunca es llevada al fútbol". En lo que hubo unanimidad fue en la naturaleza literaria de la figura del jugador de fútbol, con su soledad y su destino trágico. El inglés Tim Parks emocionó a la audiencia con su negra descripción de la vida de una estrella del fútbol, sacada del libro Una temporada con el Verona. Una lectura que compartió Marías: "Son personas que con treinta y pocos años ya saben que lo mejor de su vida ya ha pasado. El destino trágico de un jugador es que siempre será sobre todo el que fue".

PAOLA ÁLVAREZ

El Periódico, 23 de enero de 2003


Disertan escritores sobre fútbol


Un globo colgaba del techo del Museo de Historia de la comunicación de Berlín con un letrero que anunciaba una Cumbre de las literaturas universales bajo el título de Kopfballspieler.

Kopfball en alemán significa remate de cabeza y un Kopfballspieler es un rematador de cabeza. Sin embargo, Kopfball, en el contexto que anunciaba el globo, parecía estar en oposición a style="font-style:italic;">Fussball (fútbol) y anunciar un juego que se juega con la cabeza y no con los pies y los Kopfballspieler eran un puñado de escritores que se habían reunido en un congreso para hablar de fútbol y literatura.

“El peligro de escribir sobre fútbol es que lo que uno escribe no es realmente interesante, lo interesante es lo que pasa en el campo”, advirtió Tim Parks aunque ese temor no le impidió al escritor británico, residente en Italia, escribir su libro de más quinientas páginas sobre el Verona, que ha interesado a muchos.

Sin embargo, como recordó Javier Marías, la ficción hasta ahora ha explotado poco el tema del fútbol. “El boxeo, por ejemplo, es un deporte que ha sido más explotado por el cine y la literatura”, dijo Marías, cuyos textos sobre fútbol, con excepción de un cuento, son exclusivamente textos ensayísticos o periodísticos.

Marías también contó otra historia que podría ser tema de un cuento y con la que quiso ilustrar cómo “a veces el fútbol puede salvarnos la vida”. Se trataba de una noche en la que el Real Madrid perdió 5-0 contra el AC Milán y en la que Marías fue atracado después de salir de una emisora de radio en la que había sido entrevistado.

“Vaya noche, primero pierde el Madrid como ha perdido y ahora me pides dinero”, le dijo Marías a su atracador, que resultó ser también hincha del Madrid, lo que le permitió empezar una relación de complicidad con el escritor que hizo menos graves las cosas.

Mankell, por su parte, recordó algo que podría ser el comienzo de una novela. Se trata del partido más interesante que él recuerda y que fue un partido jugando en Mozambique poco después de la guerra civil entre dos equipos de “once asesinos cada uno”.

“Los vi jugar y comprendí que nunca se iban a volver a matar entre ellos porque habían encontrado otra forma de confrontarse”, dijo Mankell con lo que rozó el tema del fútbol como un sucedáneo pacífico de la guerra que también abordaron otros participantes en algunos momentos de los tres días del congreso.

Hubo momentos del congreso en que los escritores dejaron de hablar como escritores y hablaron sencillamente como aficionados o como hinchas de uno u otro equipo.

EFE


Milenio.com, 23 de enero de 2006


Literatura al primer toque


Albert Camus y Vladimir Nabokov fueron guardametas. El escritor húngaro Péter Esterházy fue futbolista y su hermano Márton llegó a jugar con la selección de Hungría en el Mundial de México, en 1986. Cuando era pequeño, Javier Marías era extremo izquierdo y llevaba el dorsal número 11 como su ídolo en el Real Madrid, Gento, pero acabó decidiéndose por la literatura. Aunque no haya inspirado tanta literatura como otros deportes, el fútbol fascina desde hace tiempo a muchos escritores. Cuando faltan cinco meses para el Mundial de Alemania, y en el marco del programa cultural que acompaña al evento deportivo, autores como el propio Esterházy, el sueco Henning Mankell, la camerunesa francófona Calixthe Beyala, el británico Tim Parks y el español Marías, entre otros, se congregaron este fin de semana en Berlín para debatir sobre la relación entre dos mundos aparentemente ajenos.

EL FUTBOLISTA Y EL ESCRITOR

¿Pueden compararse el fútbol y la literatura? "Un buen partido de fútbol es una buena historia", dijo el autor de novela negra Mankell. Según Calixthe Beyala, a la que el Frankfurter Allgemeine Zeitung ha descrito como "una superestrella de la literatura en Francia y África", el escritor y el futbolista buscan ambos que su público les quiera. El espectador de un partido de fútbol, prosiguió, intenta influir en el resultado animando a su equipo; lo mismo haría el lector que reinventa una novela con cada lectura. "La literatura, como el fútbol, hace soñar. El balón es redondo como la tierra, como el vientre de la madre protectora, como el sol. Cuando un futbolista chuta al aire, parece que el balón vaya a tocar las estrellas. En la literatura también hay un deseo de tocar las estrellas, de ir más allá de la vida cotidiana", añadió Beyala. Marías, seguramente el autor español de más prestigio en Alemania, discrepó: "Cuando escribo y estoy haciendo un pasaje complicado o que yo juzgo de particular belleza, a veces tengo la sensación, quizá equivocada, de estar tocando el piano o algo que sólo he hecho en un salón: que estoy toreando..."

CÓMO ESCRIBIR DE FÚTBOL

Tim Parks, que ha escrito sobre el fútbol italiano, fue el más pesimista al referirse a las dificultades para poner en palabras un partido de fútbol. "Lo peligroso de escribir sobre fútbol es que lo que uno escribe no es interesante, lo interesante es lo que ocurre en el campo". "Es perfectamente posible escribir de fútbol", dijo en otro momento Marías, quien evocó la "figura trágica del futbolista", un profesional que se retira a los treinta y pocos años. "El destino trágico de un jugador es que siempre será el que fue", dijo. Calixthe Beyala y el húngaro Esterházy se enzarzaron en un vivo debate sobre fútbol y lenguaje que, en realidad, refleja dos escuelas literarias opuestas. El húngaro señaló la infinidad de sinónimos que los locutores usan para designar la pelota. La africana defendía el uso de metáforas para abordar la descripción del deporte. "¿Qué metáforas ha inventado usted?", le preguntó Beyala a Esterházy. Éste respondió: "Creo que una pelota es una pelota. Si hay que decir quince veces pelota, pues se dice, y ya está".

DOS MUNDOS SEPARADOS

El sueco Per Olov Enquist recordó que es muy distinta la perspectiva del espectador -y por tanto, la del escritor- de la del entrenador o el jugador. "Desde abajo lo que se ve es un caos de piernas", dijo. Los esfuerzos de muchos escritores por aproximar el fútbol y la literatura se diluyeron en el debate final, el sábado por la noche, cuando cuatro escritores se enfrentaron a cuatro personas procedentes del mundo futbolístico: una jugadora, un árbitro, un entrenador y un ex jugador. Entonces quedó claro que deportistas y literatos hablan de cosas distintas cuando hablan de fútbol. El escritor austriaco Franzobel y Javier Marías evocaron el fútbol de antaño, cuando supuestamente había más humor en la cancha. "Con permiso -terció el árbitro Bernd Heynemann-. Ustedes no pueden juzgar porque no están en el campo. Les puedo decir que todavía hay diversión".

MARC BASSETS (Corresponsal en Berlín)

La Vanguardia
, 23 de enero de 2006


Mundial de escritores


Un puñado de escritores se reunió durante el fin de semana en la capital alemana para hablar de fútbol y literatura, como una de las tantas actividades culturales impulsadas por el gobierno alemán para promocionar el Mundial de fútbol que se llevará a cabo en ese país durante junio y julio. El español Javier Marías, el húngaro Peter Esterhazy y el sueco Henning Mankell, entre otros, se propusieron demostrar cómo el deporte más popular del mundo también forma parte de sus sueños y cómo también puede ser objeto de expresión literaria.

El italiano Ugo Riccarelli fue el encargado de abrir el congreso con la lectura de un cuento en que se narran las peripecias de un equipo llamado el FC Caos, cuya máxima estrella es el director de cine y escritor Pier Paolo Passolini, que termina marcando el penalti definitivo en un partido de Copa contra el Toscana Ostia y siente gran compasión por el guardameta contrario. Ricarelli, además, homenajeó a los jugadores del club italiano Torino, en una parodia clara del estilo de Jorge Luis Borges –que como es bien sabido detestaba el fútbol– y confesó que es hincha del Juventus desde que vio jugar al argentino Enrique Omar Sivori.

La camerunesa Calixthe Beyala, por su parte, subrayó el papel que el fútbol ha jugado en su país como creador de una identidad nacional que tiene pocas bases debido a la heteregoneidad de la población de ese país africano.

Otro tema abordado fue el de las posibles similitudes entre el acto de escribir y el hecho de jugar al fútbol.

El español Javier Marías, autor de libros como Donde todo ha sucedido y El oficio de oír llover, entre otros, por su parte, habló de cómo de muchos partidos lo que queda en la memoria son detalles de calidad, como el gol de Zinedine Zidane en aquella final de la Liga de Campeones que ganó el Real Madrid contra el Bayer Leverkusen por 2-1 o el taconazo más reciente de Guti en el 4-2 contra el Sevilla.

Tras leer una novela, según Marías, lo primero que se olvida es la historia y lo que quedan son cosas como el gol de Zidane o el taconazo de Guti, una atmósfera o frases sueltas que han impresionado.

El hijo de Julián Marías recordó que la ficción hasta ahora ha explotado poco el tema del fútbol: “El boxeo, por ejemplo, es un deporte que ha sido más explotado por el cine y la literatura”, dijo, aunque luego aseguró que hay aspectos del fútbol que serían claramente explotables para los escritores de ficción como, por ejemplo, el hecho casi trágico de que los jugadores lleguen a su cumbre cuando todavía están demasiado jóvenes y que a partir de los 35 años tengan que aceptar que nunca volverán a ser tan famosos ni tener tanto éxito como antes.

El alemán Henning Mankel, por su parte, recordó una anécdota que podría ser el comienzo de una novela. Se trata del partido más interesante que él recuerda y que fue un partido jugando en Mozambique poco después de la guerra civil entre dos equipos de “once asesinos cada uno”.

“Los vi jugar y comprendí que nunca se iban a volver a matar entre ellos porque habían encontrado otra forma de confrontarse”, dijo el autor de Asesinos sin rostro y Los perros de Riga, entre otros, con lo que rozó el tema del fútbol como un sucedáneo pacífico de la guerra que también abordaron otros participantes en algunos momentos de los tres días del congreso.

Hubo momentos del congreso en que los escritores dejaron de hablar como escritores y hablaron sencillamente como aficionados o como hinchas de uno u otro equipo. Marías, por ejemplo, se quejó de la facilidad con que actualmente se expulsan jugadores con lo que suscitó una reacción algo irritada del ex árbitro alemán Bernd Heynemann.

Mankell, por su parte, lamentó que con la comercialización actual a veces tienda a olvidarse que el fútbol es un juego. Y Enquist habló también como ex periodista deportivo, mutado en escritor de éxito, y recordó lo difícil que es contar un partido.

En el congreso hubo ausentes notables. El polaco Ryszard Kapuscinski se excusó a última hora por enfermedad, mientras que el peruano Mario Vargas Llosa, que hubiera sido el único latinoamericano, se había excusado ya hacía varios días, pero no con la suficiente antelación como para que su nombre no apareciera en algunos programas.

EFE

Córdoba.net
, 24 de enero de 2006