jueves, febrero 08, 2007

Marías

“¡Ten cuidado Pamuk, tú serás el próximo!”, gritaba hace poco en Estambul el energúmeno que había encargado el asesinato de un periodista muy crítico con el poder. Pamuk es Orhan Pamuk, el último Premio Nobel de Literatura, un escritor turco que se ha opuesto a menudo a la política oficial de su país, que se niega a reconocer el genocidio armenio y las matanzas de kurdos. Hace un año, Pamuk fue acusado de atentar contra la “identidad nacional turca” y condenado a seis meses de prisión. Por suerte, la sentencia quedó en suspenso. Poco después recibía el Premio Nobel de Literatura. Un Nobel muy merecido, dicho sea de paso.

Hace poco, Orhan Pamuk hizo unas declaraciones en las que citaba a los escritores que, a su juicio, se merecían el Nobel. Entre esos escritores estaba Javier Marías, que era, por cierto, el único español citado. Y lo curioso del caso es que ahora no sólo está amenazado de muerte Orhan Pamuk en Turquía, sino que la Asociación de Victimas del Terrorismo acaba de presentar una querella contra Javier Marías por un artículo en el que calificaba de “energúmenos” a los participantes en una manifestación convocada por la AVT. El artículo de Marías empezaba diciendo que este país es un país anómalo, y con esta querella estrafalaria tenemos la prueba de que tenía mucha razón.

Vamos a ver: Javier Marías es uno de los escasos escritores españoles que ha plantado cara a ETA y a sus cómplices y encubridores, ya que nunca se ha olvidado del PNV, siempre dispuesto a justificar las salvajadas en nombre de la identidad nacional del pueblo vasco, tan parecida, vaya por Dios, a la identidad nacional turca que a punto estuvo de mandar a la cárcel a Orhan Pamuk. A diferencia de muchos escritores que no han dicho jamás ni pío contra ETA, aunque se pasan la vida gritando contra Bush o la globalización, Javier Marías ha escrito docenas de artículos contundentes e incluso ha participado en manifestaciones en el País Vasco, en las que nunca han estado –lo repito, nunca han estado- muchos de esos intelectuales tan comprometidos y tan solidarios, pero que se callan como cartujos cuando se trata de alguien que de verdad puede hacerles pupa o tocarles el bolsillo.

Javier Marías es uno de los pocos intelectuales libres que hay en España. No teme indisponerse con ministros y consejeras, ni le gusta mostrarse obsequioso con el poder. Ha proclamado en público su rechazo a Bush, pero también a Fidel Castro. Y ahora le ponen una querella los mismos a los que ha defendido en infinidad de ocasiones. “¡Ten cuidado, Marías, tú serás el próximo!”, parecen gritar estos señores tan quisquillosos. A ver si resulta que va a ser el próximo, sí, pero el próximo premio Nobel.

EDUARDO JORDÁ

Diario de Sevilla, 27 de enero de 2007