martes, junio 26, 2007

Mujeres fascinantes

Se suele decir, culturalmente, que hay dos tipos de mujeres atractivas: la femme fatale, es decir, la mujer perversa, quimérica y pantera, llena de sugestiones de lejanía y que pierde al hombre, como las sirenas llamando a Odiseo; y las mujeres inteligentes y algo recias, que el machismo tradicional convierte en seguida en viragos, como si una mujer inteligente (y aparentemente menos sensual) hubiera de tener forzosamente algo de hombre. Es la oposición entre la joven Djuna Barnes y la siempre madura Gertrude Stein, aunque ambas fueron lesbianas. Lo mismo se sospechó siempre de nuestra retratada, una inglesa que sólo visitó Inglaterra a los 25 años, que nació en París y vivió casi toda su vida en Italia, en una villa junto a Florencia, Il Palmerino. Violet Paget, que siempre firmó Vernon Lee (1856-1935) gozó de la amistad y los encomios de grandes de las letras inglesas como Edith Wharton, Bernard Shaw o Henry James, que la alaba y la teme...

Mujer decidida y culta (véase el retrato de Sargent) usa trajes sastre y da la sensación de que se vale por sí misma. Escribe mucho, desde cuentos fantásticos a ensayos sobre arte y cultura italianos, como su primer libro, que asombró, Estudios sobre el siglo XVIII en Italia de 1880. Parece que entre los atractivos de Vernon Lee estaba su conversación, ágil, ilustrada, pero con frecuencia mordaz, para terror del moderado James. Su manual de estética The Beautiful (1913) es una auténtica maravilla.

Cuando murió, sola y altiva, muchos juzgaron que era un personaje del pasado, una esteta que ocultó su lesbianismo. Pero hoy es una de las autoras más y mejor recuperadas en el Reino Unido y los EEUU. Aquí han salido cuentos suyos de cuando en cuando, pero siempre se desdibujaba esta autora. Los curiosos tienen ahora ocasión de descubrirla en una antología de sus cuentos fantásticos que ha publicado Reino de Redonda en traducción y edición de Antonio Iriarte, con presentación de Javier Marías, director y patrono de la colección. El libro, Amour Dure -título de uno de sus más famosos cuentos- en el que un erudito polaco se enamora, mientras estudia esa época, de una terrible dama del Renacimiento, Medea da Carpi, que de algún modo mataba a todos sus rendidos amantes... Medea es la femme fatale, que tienta y fascina a Vernon Lee, que quería situarse -y lo hizo- en el polo opuesto: la mujer sabia. Los italianos de aquella Florencia llena de ingleses cultos y sofisticados (como miss Lee) forjaron un dicho espléndido: «L'inglese italianato/ è il diavolo incarnato»(«Un inglés italianizado es el mismo diablo»). Porque aquel amor por lo extravagante y esa fascinación por lo bello sólo podía ser cosa de Satanás.

LUIS ANTONIO DE VILLENA

El Mundo
, 20 de junio de 2007