Créditos

foto 1 All Souls -interior-
foto 2 The Taylorian Institute
foto 3 A street outside Hertford College
foto 4 The Bridge of Sighs, Hertford College
foto 5 Trinity College Chapel
foto 6 The Bodelian Library
foto 7 All Souls -exterior-
foto 8 Thornton´s bookshop
foto 9 All Souls -exterior-
foto 10 Taylorian Institute
foto 11 Ashmolean Museum

Dos de los tres han muerto desde que me fui de Oxford,
y eso me hace pensar supersticiosamente,
que quizá esperaron a que yo llegara y consumiera
mi tiempo allí para darme ocasión de conocerlos y para que ahora
pueda hablar de ellos.

Como he dicho, mis obligaciones en la ciudad de Oxford eran mínimas,
lo cual me hacía sentirme a menudo como un
personaje decorativo.
Al ser consciente, sin
embargo, de que mi sola presencia difícilmente podía
decorar nada,
tenía a bien ponerme de vez en cuando la negra toga
(preceptiva ya sólo en muy contadas
ocasiones)
con el objetivo principal
de contentar a los numerosos turistas
con que
solía cruzarme en el trayecto desde mi casa piramidal hasta la Tayloriana...
Yo he caminado interminablemente por la ciudad de Oxford
y conozco casi todos sus rincones
y también sus confines
de nombres esdrújulos:
Headington, Kidlington, Wolvercote, Littlemore
(Abingdon, Cuddesdon, ya más lejos)...
...También llegué a conocer casi todos sus rostros de hace tres y dos años
por difícil que fuese volver a encontrarlos. La mayoría de las veces
caminaba sin propósito y sin rumbo determinado...
...Apreté el paso mirando al frente en medio de un vendaval que se había desatado
mientras yo permanecía curioseando en Blackwell's.
Di una veintena de pasos
y a la altura de Trinity College me crucé
con dos figuras femeninas que también
iban apresuradas, las
cabezas sumisas para esquivar el viento...
...y recuerdo un 5 de noviembre, nueve meses después de que nos conociéramos
-recuerdo
la fecha porque ese día es el día de Guy Fawkes en Inglaterra,
y desde la ventana del despacho
de Clare Bayes, en All Souls, en Cattle Street,
frente a la antigua Bibliotheca Bodleiana ...
Es el privilegio de estudiar aquí, se supone que después de sufrir nuestros métodos y
nuestra persecución, cada vez menos intensa,
están capacitados para cualquier tarea,
aunque
se hayan limitado a escandir sonetos y a balbucear
incongruencias en los orales sobre Calderón o Montaigne.
Lo vi rebuscando en la gigantesca librería del anticuario Waterfield, en el misterioso piso
de arriba de la tienda de grabados Sanders, en Swift y en Titles, vecinos de
Turl Street,
en la sección de segunda mano de la monumental y completísima Blackwell's,
en los tres pisos de Thorntont's,
en la alejado Artemis e incluso en la diminuta...
Probé las de varios colleges ya conocidos o aún no visitados,
con la esperanza minúscula, por otra
parte, de encontrar otra
vez a Clare Bayes entre los anfitriones (All Souls, o Todas las Almas;
Exeter, por el marido) o los convidados...
Por eso, cada vez que me lo encontraba con sus gruesas gafas leyendo un periódico,
en la Senior
Common Room o sala de profesores, o en la biblioteca de la Tayloriana,
o en el salón de té
del hotel Randolph, que se erigía enfrente, imaginaba que estaría
escudriñando con avidez y
acelerado pulso las páginas de espectáculos y
de deportes para ver si alguna compañía de ballet...

Ocurrió en el museo, es decir, en el principal museo
de la ciudad, el Ashmolean de arte y arqueología,
ese edificio que fue la primera exposición pública
de curiosidades que hubo en el reino, a finales
del XVII...

Fotografías

Javier Pedrero (2, 3, 4, 5, 6, 10)
Rastapopulos (1 -postal enviada desde Oxford-, 7, 9)