BRUMA Richmal Crompton Presentaciones de Fernando
Savater Traducción de Javier Marías Reino de Redonda Barcelona, 2000 354 páginas
Este segundo volumen del Reino de Redonda
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"En
lo que a mí respecta,
Javier Marías |
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Í n d i c e
La dama proscrita (Presentación) por Fernando Savater The Outlawed Lady (Introduction) by Fernando Savater Una vieja deuda (Nota previa) por Xavier Marías A Long-Standing Debt (Prefatory Note) by Javier Marías
BRUMA (y
otros relatos) por Richmal Crompton
APÉNDICES Appendix
I/Apéndice I Appendix
III/Apéndice III Appendix
IV/Apéndice IV Appendix
V/Apéndice V: In memorian:
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U n a
i e j a
d e u d a
(Nota previa)
Ride
si sapis
Richmal Crompton nació en Bury, Lancashire, en 1890, murió en 1969 y su nombre completo era Richmal Crompton Lamburn. Su vida parece tan parca en acontecimientos que, si nos atenemos sólo a lo sucedido en ella, podría contarse en pocas palabras. Estudió Lenguas Clásicas y de joven fue sufragista; durante unos años se dedicó a enseñar Latín y Griego en la Bromley High School (su absoluta pasión por la segunda lengua mencionada, la llevó, incluso, a despreciar levemente la primera), hasta que, aún joven, padeció poliomelitis, a resultas de la cual hubo de abandonar la enseñanza en 1923 y cargó ya para siempre con una pierna casi inútil y un bastón en la mano; nunca se casó, ni tuvo hijos, aunque fue, según cuentan, una excelente tía para sus sobrinos. No es de extrañar, si pensamos que a lo largo de cuarenta y seis años (entre 1922 y 1968) escribió y publicó treinta y ocho volúmenes con las andanzas de uno de los niños más admirados, envidiados e imitados de la literatura mundial, Just William, como se lo conoce en inglés, o Guillermo Brown (también Guillermo el Travieso y Guillermo el Proscrito), como se lo conoce en español, lengua en la que sus correrías gozaron de un extraordinario e inusitado éxito entre los chicos de varias generaciones incluidas las de Fernando Savater y mía (nacidos respectivamente él y yo en 1947 y 1951) y, por lo menos, también la siguiente: conozco a más de una joven nacida en los años sesenta que no se acuesta sin releer alguna página de Guillermo al concluir la jornada. En lo que a mí respecta, debo en gran medida a aquella casi invisible mujer inglesa -que muchos de sus compatriotas tomaban por un hombre- el haberme dedicado a la literatura. En más de una ocasión, a la reiterativa pregunta que todos los escritores sufrimos, "¿Por qué escribe usted?", he respondido aproximadamente lo que sigue: "Una cosa es por qué escribo, o sigo escribiendo ahora; otra, por qué empecé a escribir cuando lo hice, a los once o doce años. A lo segundo puedo contestar sin asomo de duda que lo hice para leer. O, mejor dicho, para leer más de lo que me entusiasmaba entonces. Cuando ya me había zampado todas las novelas de mosqueteros, de Dumas a Paul Féval, y todas las de piratas y selva y desiertos y aventuras en la India, de Salgari a Verne, de Corbett a Kipling, y todos los libros de Guillermo Brown traducidos, aún quería más de todo ello. Y como no había más a mi disposición, me puse a imitar esos textos, a escribir historias de mosqueteros y piratas, del desierto y la jungla, y acerca de una banda de niños dignos y desobedientes que no eran sino un calco de Guillermo Brown y sus compiches Enrique, Pelirrojo y Douglas. Mi razón primera para escribir fue, así pues, leer. Y no leer nada nuevo, sino precisamente (con mis enormes limitaciones de entonces) más de lo mismo". Tengo, por tanto, una muy vieja deuda contraída con Richmal Crompton, y la publicación del presente libro, Bruma ( y próximamente de su novela La morada del miedo), es un pálido intento de comenzar a pagarla. Pues a Miss Lamburn, como la conocieron sus alumnos, le sucedió un poco lo que a Conan Doyle, cuyo Sherlock Holmes cosechó tales éxito y fama que acabó por oscurecer y aun anular el resto de su producción, con una mezcla de satisfacción y fuerte irritación para su autor: Conan Doyle, de hecho, tenía en mucha más alta estima sus novelas históricas, por ejemplo, y se negaba a aceptar que fuese con Holmes con quien había logrado crear una de las maravillas de la literatura universal. Richmal Crompton escribió cuarenta y una novelas "para adultos" y nueve libros de relatos "no juveniles", que jamás obtuvieron la centésima parte del aprecio dispensado por los lectores a la serie de Guillermo. De carácter más apacible que Conan Doyle, al parecer no se enfadaba por ello, ni llegó a revolverse ni a "matar" a su "monstruo de Frankenstein" (como ella misma llamaba a su Proscrito); pero sí se sintió frustrada más de una vez a lo largo de su vida. Tanto los cuentos de Bruma como La morada del miedo se inscriben en un género que encaja bien las incursiones ocasionales (sobre todo si son de escritores británicos) y soporta aún mejor el paso del tiempo: el del miedo, terror, lo sobrenatural o de fantasmas, como prefieran. Y si los relatos que aquí se ofrecen, de 1928, tal vez no sean obras maestras de dicho género, sí ofrecen un buen nivel y se leen magníficamente. Y además se reconocen en ellos algunos elementos, aquí y allá, del mundo de Guillermo, para placer de quienes le tenemos tanto agradecimiento. No puedo evitar pensar que a Richmal Crompton le agradará ver traducidos por vez primera estos cuentos "para adultos", desde la reencarnación en que acabó creyendo al final de sus días; y con la que sin duda estará conforme, sea cual sea, quien una vez, al oír decir a su sobrina Richmal Disher que su parcial invalidez era una pena, le contestó: "Pero he tenido una vida más interesante gracias a ella", sabedora de que se había volcado del todo en la escritura por esta causa. Mary Cadogan, en su libro de 1986 sobre Richmal Crompton, The Woman Behind William, la calificó de "pesadilla para un biógafo", pues, pese a las docenas de conversaciones y entrevistas mantenidas con personas que la habían conocido o tratado, le resultó imposible encontrar a nadie que dijera nada en su contra. Bienvenida a este Reino, Miss Lamburn. In memorian, Richmal Crompton.
Xavier Marías Julio de 2000
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Appendix I / Apéndice I Redondan Images II / Imágenes redondinas II
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THE LEEWARD ISLANDS From "Isole del Mondo",
Bordone, (Venice,1529) (From "The Collection of Royston Ellis (Gypino de Redonda)")
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M P S H I E L (from a woodcut by H. Glinten Kamp)
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