EL CREPÚSCULO
CELTA Y LA ROSA SECRETA
W. B. YEATS
Prólogo de Juan Villoro
Traducciones de Javier Marías y Alejandro García Reyes
Reino de Redonda
Primera edición, febrero 2003
.
Este sexto volumen del Reino de Redonda está dedicado
A Manuel Rodríguez Rivero, ‘Inca Garcilaso’ redondino
que si no editó en su día los títulos que lo componen
sin duda mereció hacerlo
EL EDITOR
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Uno
de los grandes problemas de la vida es que no podemos tener
ninguna emoción pura. Siempre hay en nuestro enemigo
algo que nos gusta, y en nuestro amor algo que nos desagrada.
Es este enredo químico lo que nos hace viejos, y nos
arruga la frente y hace más profundos los surcos de nuestros
ojos. Si fuéramos capaces de amar y odiar con tan buen
corazón como los Sidhe, podríamos volvernos tan
longevos como ellos. Pero hasta que llegue ese día sus
incansables gozos y pesares siempre habrán de constituir
la mitad de su fascinación. En ellos jamás se
agota el amor, y las órbitas de los astros no pueden
rendir a sus pies danzantes. Los campesinos de Donegal se acuerdan
de esto cuando se doblan sobre la pala, o se sientan junto a
la criba, al anochecer, absortos en la pesadez de los campos,
y cuentan historias sobre lo que no se puede olvidar.
De
El crepúsculo celta
(Traducción de Javier Marías)
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Í N D I C E
Los duendes son lógicos
(Prólogo) por Juan Villoro
EL CREPÚSCULO CELTA por W B Yeats
LA ROSA SECRETA por W B Yeats
APÉNDICES
Appendix I / Apéndice I: M P Shiel's
and John Gawsworth's Redonda / La Redonda de M P Shiel y John Gawsworth
(updated / puesta al día 2003)
Appendix II / Apéndice II: Jon Wynne-Tyson's Redonda / La Redonda
de Jon Wynne-Tyson (updated / puesta al día 2003)
Appendix III / Apéndice III: Javier Marías's Redonda /
La Redonda de Xavier Marías (updated / puesta al día 2003)
.
Los
duendes son lógicos
(Prólogo)
por Juan Villoro
En 1940, un año después de la muerte de W B Yeats, T S
Eliot impartió una conferencia en el Teatro Abbey, sitio decisivo
en la trayectoria de su colega irlandés. No era fácil
para el autor de La tierra baldía abordar a un poeta
que había sido injusto con él. Cuatro años antes,
Yeats compiló una extravagante antología para la Universidad
de Oxford en la que incluyó a Eliot “más como un
autor satírico que como un poeta”. Eliot supo pasar por
alto el dudoso favor de ser elegido de ese modo. En su conferencia,
rindió tributo a la portentosa variedad de Yeats y al claro sentido
de la evolución que otorga unidad a su obra. Se cuidó,
eso sí, de apreciarlo más como un contemporáneo
en otro frente de batalla que como una influencia para él y su
generación.
La muerte de Yeats en el invierno de 1939 significó el fin de
una era. El poeta recibió en vida un reconocimiento impar; ha
sido tan leído y discutido en la cultura inglesa que sus biógrafos
apenas dedican unos párrafos a señalar que además
obtuvo el Premio Nobel. Periodista de temple polémico, empresario
teatral, senador y contertulio de ministros, Yeats no vaciló
en convertirse en personaje público para adelantar sus múltiples
causas en un país que juzgaba suficientemente atrasado para responder
a la cultura.
La vida privada de Yeats establece un contraste radical con el prohombre
que sugieren sus actividades de poeta laureado. Sujeto ideal para los
biógrafos, hizo de la relación amorosa algo tan intrincado,
enigmático y versátil como su poesía. Su interés
en todas las sombras del ocultismo pobló su destino de claves
herméticas. Los masones, los astrólogos, los rosacruces
y los orientalistas no acabarán de descifrar sus enigmas. La
obra de Yeats, atravesada de lúcidos diagnósticos sobre
la muerte, la vejez, la sexualidad, la guerra y el amor, proviene de
fuentes difusas, inestables. Las líneas de la mano o el silencioso
decurso de los astros fueron el origen remoto de páginas que
producen la extraña impresión de lo deliberado. Yeats
requería de informes extralógicos para escribir con fulminante
sensatez, al modo de un piloto que atraviesa con pericia un cielo metafísico.
Su vida semeja una arbitrariedad corregida a través de la poesía.
En el poema elegíaco que le dedicó en 1939, W H Auden
se burla con afecto de las boberías del poeta y su gusto por
las mujeres ricas, cómplices de su místico erotismo. Pero
“los poemas no se enteran de la muerte del poeta”; el talento
literario se sobrepone a los caprichos vitales que lo hicieron posible.
Casi cuarenta años más tarde, 1n 978, Seamus Heany volvió
a resaltar la oposición o, mejor dicho, la tensa y soterrada
correspondencia, entre la vida y la obra de W B Yeats. Al igual que
Eliot, Heany se entrega a la aventura de suponerle un orden a Yeats,
una estética de conjunto, y se pregunta en qué medida
la singularidad de su compatriota es admisible como modelo. El poeta
de La torre se perfila a través de opuestos: mago y
empresario, idealista y calculador, rebelde y aristócrata, anacoreta
y dandy. Un personaje desmedido, deliberadamente único, que combina
las ocupaciones mundanas con el disciplinado cultivo de sus visiones
interiores. Lo que articula estos contrastes es el ejercicio de la poesía.
“Mientras más pensamos en Yeats”, comenta Heany,
“más se acorta la distancia forzada por la etimología
entre el misterio y la maestría”. Los muchos hombres que
fue Yeats representan el pasmoso tránsito del misterio por la
maestría. En su oscura arboleda, el poeta no repudia la razón:
“Los duendes son lógicos”, escribe en El crepúsculo
celta.
Eliot, Auden y Heaney insisten en la oculta armonía del poeta.
Tal aseveración resultaría innecesaria ante una vida más
sosegada o una obra de menor variedad y virtuosismo. El hechizo de Yeats
deriva, en buena medida, de llegar al rigor poético movido por
estímulos trascendentes. Lejos del chamán que se sirve
de la métrica como una ciencia numerológica, Yeats es
raro al modo de los duendes celtas; lo sobrenatural no es la meta sino
el punto de partida para trazar su precisa cartografía.
William Butler Yeats nació en Dublín en 1865 y pasó
su infancia en la provincia de Sligo, escenario primordial de El
crepúsculo celta. Hijo de un filósofo y pintor al
que apreció más por sus óleos que por su trato,
creció a la sombra de Susan, su madre, que amaba a Irlanda en
la misma medida en que odiaba todo lo inglés. En su biografía
de Yeats, Thomas Brown apunta que el leal hijo de Susan sólo
dejó tres referencias a Inglaterra en su poesía, a pesar
de que pasó casi tanto tiempo en Londres como en Dublín.
El poeta militó en las filas del independentismo irlandés
con su característico sello personal. Para él, el futuro
de Irlanda dependía de la recuperación del pasado, de
la espiritualización de un territorio no contaminado por el progreso.
Las sagas celtas le permitieron entender las esencias que perduran como
embrujos colectivos y vincular su causa política a una estética.
En París y Londres, Yeats frecuentó sociedades teosóficas,
practicó la magia negra, perteneció a cenáculos
de obligadas capas negras. Algunos de sus ensayos combinan la aproximación
esotérica con el proselitismo nacionalista. Yeats se comportó
como lo que también era: un articulista ansioso de tener razón,
un partidario de las rebeldías elegantes, un temeroso crítico
del populacho. Consciente de los efectos de la apariencia, aprendió
en Wilde la utilidad de la máscara para hablar con libertad y
se forjó un personaje capaz de adaptarse a sus plurales circunstancias.
Avergonzado de su pobreza, un Yeats casi adolescente tiñe sus
talones de tinta para ocultar que sus calcetines están rotos.
Así entra a los salones donde descubre las jerarquías
del oporto, las comodidades del mecenazgo, las virtudes de recitar en
actitud de vidente herido por la inspiración (en El mundo
de ayer, Stefan Zweig retrata al bardo que parece recibir dictado
de la musa).
La curiosidad de Yeats no conoce el reposo. Lee los periódicos
con persecutorio olfato de polemista; admira en París una puesta
de Axël, de Villiers de L’Isle-Adam y hace suyo
el aristocrático desprecio por lo común (el epígrafe
de La rosa secreta, tomado de L’Isle-Adam, dice: “En
cuanto a vivir, nuestros sirvientes lo harán por nosotros”);
se interesa en Balzac; sigue las óperas de Debussy y discute
acerca de la tramoya y los decorados; asiste a las obras de Alfred Jarry
y las repudia; experimenta con el hashish y la mescalina; lee a Nietzsche
con el fervor que antes le produjeron Swedenborg y Blake; busca correspondencias
entre el teatro Noh de Japón y el renacimiento del drama irlandés;
se ocupa de grandes pintores y sectas ínfimas; estudia hinduismo;
discute a Hegel y a Vico; apoya a Joyce; rescata cuentos del folclor
celta.
Su escritura es tan variada como sus intereses. El repertorio de su
métrica y su capacidad de asumir diversas voces bastarían
para acreditar su versatilidad. En cuanto a los géneros, el polígrafo
irlandés escribe teatro, libelos, memorias, cuentos, novelas,
artículos, ensayos, panfletos, prólogos, miles de cartas
introspectivas y reglamentos internos para sociedades secretas.
En sus años de madurez, Yeats perdió el aspecto heroico
de quien se sacrifica en el altar de la sensibilidad. Un hombre distanciado,
un tanto altivo tras sus anteojos sin aros. El poeta se compara con
un jinete de controlada valentía que “arroja un ojo frío
/ sobre la vida, sobre la muerte”. Para entonces, ha trabajado
en forma ingente en pro del Teatro Literario Irlandés, se ha
curtido en mil batallas periodísticas, ha aprendido en el senado
que los ideales libertarios se convierten, en el mejor de los casos,
en útiles leyes grises, y no quiere perder el tiempo. A los argumentos
de sus adversarios contesta con una sentencia de gurú: “¡Ah,
pero eso fue antes de que cantara el pavorreal!”. No ha roto con
el arriesgado explorador de los misterios; simplemente, lo administra
en su interior.
En algo no cambia Yeats: el viaje que va de las rarezas del mundo al
rigor de la poesía requiere de compañía femenina.
Las relaciones amorosas le sirven de borrador y tribunal de sus creaciones.
Convencido de que la mujer tiene un acceso privilegiado a lo trascendente,
buscó amantes que fueran, si no adivinas, por lo menos muy nerviosas.
De Richard Ellman a Thomas Brown, los biógrafos procuran guardar
la ecuanimidad ante una vida erótica que, aunque no estuvo exenta
de percances, puede leerse como una parábola del placer cumplido.
Yeats fue amado por mujeres hermosas, inteligentes, intuitivas, protectoras,
que le guardaron lealtad a lo largo de las décadas y, el mayor
récord, fueron estupendas amigas entre sí.
La figura femenina primigenia es, por supuesto, su madre, celosa guardiana
del esplendor celta. La frecuentación de Madame Helena Blavatsky
en los años ochenta fomentó su interés en el “plano
astral”. La pitonisa rusa fundó en 1875 la Sociedad Teosófica
a la que perteneció Yeats. Ahí el poeta se familiarizó
con el budismo, el mesmerismo, la frenología y la idea de la
reencarnación, muy atractiva para alguien dispuesto a llevar
varias vidas. A pesar de su predicada espiritualidad, Madame Blavatsky
mostraba su mayor vocación al comer huevos fritos en mantequilla.
Esta dieta no era la única contradicción con un ideario
nutrido, de neoplatonismo. Yeats advirtió pronto la charlatanería
de la teósofa, pero mantuvo su entusiasmo por el revés
de las cosas. En 1892, un año antes de publicar El crepúsculo
celta, escribió a su amigo John O’Leary: “La
vida mística es el centro de todo lo que hago y todo lo que pienso
y todo lo que escribo”.
En 1902, en la edición revisada de El crepúsculo celta
afirma que las mujeres llegan con mayor facilidad a lo desconocido,
la sabiduría que para los pueblos antiguos era la única
sabiduría. Dos romances difíciles acompañan al
poeta en sus años de formación. El crepúsculo
celta (1893) se publica mientras sostiene un “matrimonio
místico” con Maud Gonne, y La rosa secreta (1897),
después de su separación de Olivia Shakespear. Ninguna
de las dos mujeres parecía dispuesta a vivir con él en
forma definitiva. Gonne se embarazó de otro hombre durante el
affaire y Shakespear sobrellevaba un matrimonio aburrido pero
no necesariamente prescindible. En ambos caso Yeats buscó alianzas
que reforzaran su conocimiento de lo oculto. El hecho de que se tratar
de romances clandestinos fue un valor añadido para alguien que
concebía la pareja como la variante íntima de las sociedades
clandestinas. Aunque recuperaría el trato con estas musas años
después, e incluso llegaría a proponer, con anuencia de
Maud Gonne, matrimonio a su hija, el Yeats de fines del siglo XIX confiesa
su fracaso para lograr que el amor asuma la intensidad de una ceremonia
y lo lleve a otro nivel de conocimiento que la desesperación.
Este estado de ánimo se filtra a La rosa secreta; los
héroes románticos encaran un destino adverso; los milagros
ocurren a cado rato pero no a favor de quienes reciben la llamada del
amor; por el contrario, los favoritos de Venus pasan por un prueba de
fuego que debe resistirse con entereza y temeridad y amarga poesía.
Después de romper con Olivia Shakespear, Lady Augusta Gregory
aparece como la impositiva salvadora del poeta. Enlutada desde la muerte
de su marido, Gregory adopta a un Yeats tan exhausto que carece de energías
para vestirse en las mañanas. Lady Augusta ordena a un criado
que le lleve sopas reconstituyentes. Él acepta las leyes no escritas
pero severas de un romance que tiene mucho de maternidad sustituida.
A propósito de otros autores, sería una frívola
intromisión detenerse en sus amoríos, pero Yeats hizo
de su trato con las mujeres una peculiar epistemología, su principal
vía de acceso a lo desconocido. Bajo el influjo de su madre,
Maud Gonne, Olivia Shakespear y Lady Gregory, buscó en las leyendas
irlandesas la herencia de su originalidad futura. Los vientos que barren
la costa y los bosques donde hablan los Sidhe, emisarios de
las hadas, aluden a un esplendor perdido pero recuperable. En La
rosa secreta apunta: “Dijo que el mundo fue perfecto y amable,
y que el mundo perfecto y amable aún seguía existiendo,
pero enterrado como un montón de rosas bajo muchas paladas de
tierra”. Narrar significa extraer la flor oculta.
Casi septuagenario, y después de años de matrimonio con
Georgie Hyde-Leeds, Yeats se somete a una operación para recuperar
el vigor sexual y se entusiasma con los variados enredos que aún
puede otorgarle el destino. Su poesía también sube de
temperatura: “De joven obedecí a una musa vieja y de viejo
a una musa joven”, comenta el hombre que se dejó afectar
por el clima finisecular a los 30 años y celebra la alquimia
del sexo a los 70.
Hasta sus últimos días, Yeats conserva su peculiar constelación
femenina, aunque no siempre corresponde al afecto con generosidad. En
sus tiempos de senador, la incansable activista política Maud
Gonne cae en prisión y él se limita a cerciorarse de que
le den cobijas. “La pasión, en apariencia, se había
enfriado”, comenta con flema el biógrafo Thomas Brown.
El crepúsculo celta y La rosa secreta fueron
escritos en los años en que Yeats decidió su estética,
su moral de vida, sus convicciones religiosas y políticas. Desde
el punto de vista formal, El crepúsculo celta es más
un conjunto de episodios que un libro de relatos. El narrador transita
con fluidez de una anécdota a otra, aplaza la solución
de una historia y la retoma un par de capítulos después
o la condensa hasta convertir un párrafo en un microcuento: “Al
cabo de siete años fue devuelta a casa, pero faltándole
los dedos de los pies. Los había perdido de tanto bailar”.
Las tramas dispersas hacen pensar en una conversación al calor
de una fogata; el relato colectivo depende de que los cabos estén
sueltos.
Las crueles maravillas de El crepúsculo celta informan
de las posibilidades mágicas de los animales, la activa vida
de los muertos, el papel comunicativo de las criaturas intermedias (hadas,
duendes, musas) cuyo domicilio permanente está en los sueños
y que el visionario puede hallar a voluntad. El escenario imprescindible
de las historias es el bosque, espeso y silencioso, que oculta sus enigmas
a los indignos.
En la agonía del siglo XIX, Yeats prosigue el afterglow,
el brillo crepuscular de una cultura, el sol cuando ya no hay sol. Esta
tentativa continúa en La rosa secreta con mayor énfasis
en las formas cerradas del relato ejemplar. Los protagonistas reciben
lecciones de alto sufrimiento y pagan cara su osadía. El primer
texto y el último tratan de juglares sacrificados. Los personajes
anhelan el sello que los distingue y el mundo castiga su temeridad.
Un rey sabio debe abdicar porque su grey no tolera las plumas que le
crecen en la cabeza y señalan su diferencia. Hanrahan el Rojo,
que reaparece como alter-ego de Yeats en varios poemas, atiende al llamado
de una mujer hasta toparse con unos dioses que juegan a la baraja; durante
un año, queda preso en esa partida y pierde la cita con la amada.
Sus fatigas han sido en vano. Al final del libro muere; un espíritu
femenino se apodera de su voz y lo trasciende. En otro relato, escribe
Yeats: No hay hombre que pueda vivir con su luz, pues, como el granizo,
la lluvia o el relámpago, su trayectoria es mortífera
para las cosas mortales”. Y sin embargo, los lances castigados
del poeta valen la pena: “El rubí es un símbolo
de amor a Dios […] porque es rojo, como el fuego, y el fuego todo
lo consume, y donde nada hay, allí está Dios”. La
inmolación conduce a lo sagrado. La rosa secreta exalta
los caminos difíciles que transforman la poesía en fecundo
martirio.
El libro transcurre en una época donde los milagros eran habituales
y muy poco convenientes; en esos territorios de niebla, siempre hay
un lago disponible para acrecentar la melancolía. Literatura
de claroscuros, la de Yeats opta por los velos, los matices, los brillos
inseguros. También en los poemas de El viento entre los juncos,
escritos en esos años, busca elocuentes zonas de indefinición:
“La espuma como cera de vela en la arena oscura”.
Las ediciones del Reino de Redonda han reunido El crepúsculo
celta y La rosa secreta en las exactas versiones de Javier
Marías y Alejandro García Reyes. A fines del XIX, cuando
recrea el folclor celta, Yeats ya es dueño de complejos recursos
literarios y juega sus cartas más fuertes en la poesía
y, en segundo término, el teatro. Los compendios celtas no son
peldaños para la torre que se edificará con otros materiales.
El crepúsculo celta y La rosa secreta saldan
deudas más sencillas y acaso más profundas;: preservan
la primera patria, la voz de la madre, la infancia.
El crepúsculo celta y La rosa secreta son rituales
intermedios, obras preparatorias, no en un sentido técnico, sino
moral. Yeats pone un pie en el pasado fecundo sin saber adónde
irá. Su destino aún puede ser el del mago, el místico,
el profeta gramático. Elige la poesía y sabe que sólo
encontrará una ruta original si se pierde con provecho. El bosque
se abre ante él como el París de Walter Benjamín:
un sitio para perderse adrede.
En Yeats, la inseguridad representa un principio creativo. Toda percepción
de los otros es incierta: “Uno de los grandes problemas de la
vida es que no podemos tener ninguna emoción pura. Siempre hay
en nuestro enemigo algo que nos gusta y en nuestro amor algo que nos
desagrada. Es este enredo químico lo que nos hace viejos y nos
arruga la frente y hace más profundos los surcos de nuestros
ojos”, comenta en El crepúsculo celta. No se escribe
porque se sepa lo que se va a decir sino para averiguarlo.
Visto desde el presente, el Yeats de La rosa secreta y El
crepúsculo celta parece un adelantado de los años
sesenta y la Era de Acuario. Su interés por la intuición,
los actos de psicomagia, las leyendas ejemplares, los paraísos
artificiales de la droga, la astrología, la vida comunitaria,
el compromiso político, la relación entre mística
y sexualidades, la imaginería feérica, las posibilidades
cotidianas de lo sagrado, la recitación como ceremonia, las formas
no literarias de la expresión poética lo acercan –como
personaje, no como poeta- a figuras del corte de Allen Ginsberg. Y sin
embargo, estuvo tan ligado a su época que Eliot lo considera
uno de los pocos poetas que retratan su tiempo de cuerpo entero.
Múltiple y esquivo, Yeats convierte lo inefable en un prodigio
compartido. En uno de sus más célebres poemas, “El
zancudo”, compara a Miguel Ángel con un mosquito que posa
sus largas patas en la superficie del agua. El pintor frota los muros
de la Sixtina mientras “su mente se mueve en el silencio”
como un insecto en el agua, toca la corriente, el tiempo que fluye por
debajo, sin someterse a ella. Resiste, con frágil fortaleza.
La imagen describe el tenue prodigio que William Butler Yeats encontró
en las sagas celtas, un viento atravesado de magias y sensatas razones,
un modo de transformar el misterio en maestría. Los duendes,
en efecto, son lógicos.
.
EL
CREPÚSCULO CELTA
Traducción de Javier Marías
ÍNDICE
Nota sobre el texto,
por Javier Marías
Las huestes
Este libro
Nota del autor
EL CREPÚSCULO CELTA
Un narrador de cuentos
Creencia e incredulidad
Ayuda mortal
Un visionario
Fantasmas de aldea
"El polvo ha cerrado el ojo de Helena"
Un caballero pastor
Un corazón sufrido
Los brujos
El Diablo
Teólogos felices y desdichados
El último juglar
Regina, Regina Pigmeorum, Veni
"Y hermosas, fieras mujeres"
Bosques encantados
Criaturas milagrosas
Aristóteles, el de los libros
El marrano de los dioses
Una voz
Raptores
Los incansables
Tierra, fuego y agua
El Pueblo Antiguo
El hombre y sus botas
Un cobarde
Los tres O'Byrne y los duendes malignos
Drumcliff y Rosses
El grueso cráneo de los afortunados
La religión de un marino
Acerca de la proximidad del Cielo, la Tierra y el Purgatorio
Los devoradores de piedras preciosas
Nuestra señora de las Colinas
La Edad de Oro
Reprimenda a los escoceses por haberles agriado el carácter a
sus fantasmas y duendes
Guerra
La reina y el bufón
Los amigos de los habitantes del País de las Hadas
Sueños que no tienen moraleja
Al borde de la carretera
Hacia el crepúsculo
Notas
Índice mitológico
.
Nota
sobre el texto
Yeats publicó por
primera vez El crepúsculo celta en 1893, pero con posterioridad,
para la segunda edición, de 1902, reelaboró la totalidad
del libro, añadió bastantes cuentos y suprimió
cuatro textos. La presente traducción ofrece la versión
considerada definitiva, de 1902, y conserva, sin embargo, tres de los
textos desaparecidos después de la original de 1893 (los dos
poemas iniciales y el preámbulo titulado "Este libro").
El cuarto escrito excluido de la segunda edición, "Four
Winds of Desire", es, más que nada, un breve ensayo sobre
el doctor Douglas Hyde y otros recopiladores de cuentos populares irlandeses,
y su tono crítico contrasta en exceso con el carácter
eminentemente narrativo o meditativo del resto del volumen para tentarnos
a contrariar aquí la decisión final de Yeats. Para mayor
claridad respecto a la cuestión de las dos ediciones, al final
de cada texto aparece su fecha de publicación o, en algún
caso, de redacción.
Las ediciones empleadas para la presente traducción son las siguientes:
The Celtic Twilight, con una Introducción de Kathleen
Raine (Colin Smythe, Gerrards Cross, 1981) y The Secret Rose and
Other Stories (MacMillan, London & Basingstoke, 1982).
Las notas del propio Yeats van señaladas con asteriscos y se
encuentran a pie de página. Las mías van marcadas con
números árabes y están al final del texto. Para
no sobrecargar la cantidad de estas últimas se incluye un escueto
"Índice mitológico" con el propósito
de orientar al lector español acerca de algunos nombres de la
mitología celta a los que Yeats hace referencia.
Por último, una nota sobre el estilo de Yeats en estos cuentos.
En muchos de ellos aparecen relatos o comentarios a cargo de personajes
reales que él conoció, en su mayoría campesinos
irlandeses de finales del siglo XIX y principios del XX. Su habla es,
en general, poco ortodoxa, casi siempre rudimentaria, y, en algunos
casos, casi ininteligible en virtud de los abundantes irlandesismos
conservados por Yeats al reproducir los dichos de sus personajes (y
a veces empleados por él mismo en su propia narración
o comentarios). Juzgando imposible -además de necio- intentar
convertir ese habla en algo reminiscente, digamos, del habla gallega
en castellano, he optado por mantener un español eminentemente
correcto y neutro, procurando conservar en la traducción, sin
embargo, algunos rasgos equivalentes y no excesivamente chirriantes
para dar cuenta de las características de dicha habla un tanto
primitiva, que, por ejemplo -y por mencionar una sola de estas características-,
ignora casi totalmente las oraciones de relativo. Asimismo me he permitido
alguna que otra incorrección que se corresponde con otra equiparable
en el original.
Sólo me resta dar las gracias a Mr Eric Southworth, de St Peter's
College (Oxford); al contratenor Mr Nicholas Clapton; al profesor René
Galand, de Wellesley College (Massachusetts), y al doctor Adrian Hill,
de Exeter College (Oxford) y oriundo de Irlanda, por su paciente y valiosa
colaboración a la hora de ayudarme a desentrañar el significado
de algunos de esos irlandesismos que en un principio me resultaban enteramente
incomprensibles.
JAVIER MARÍAS
.
.
Appendix
I / Apéndice I
M P
Shiel's and John Gawsworth's /
La Redonda de M P Shiel y John Gawsworth
(updated
/ puesta al día 2003)
TITLES
AND OFFICES BESTOWED BY JOHN GAWSWORTH, KING JUAN I
TÍTULOS
Y CARGOS OTORGADOS POR EL REY JUAN I, JOHN GAWSWORTH
*
means Created during the reign of King Felipe I, Matthew Phipps
Shiel, and confirmed after his death in 1974 /
indica Nombrados durante el reinado de Matthew Phipps Shiel,
el rey Felipe I y confirmados tras su muerte en 1947
** means
There is no documentation available for these creations /
indica Nombramientos de los que no se ha hallado constancia escrita
a) PEERS
CREATED BY KING JUAN I, OR BY HIM AS REGENT IN THE REIGN OF KING FELIPE
I/
PARES NOMBRADOS POR EL REY JUAN I, COMO TAL O EN SU CALIDAD DE REGENTE
DURANTE EL REINADO DEL REY FELIPE I
Arch-Duke
/ Archiduque
Arthur
Machen (created in 1947 / nombrado en 1947)
Grand
Dukes of Nera Rocca/ Grandes Duques de Nera Rocca
Kate Gocher
(1947)
Victor
Gollancz (1947)
Sir Leigh
Vaughan Henry, Grand Duke of Basalto (1957)
William
Reginald Hipwell (1957?)
Annamarie
V Miller (1947)
Albert
Reynolds Morse (1947), Grand Duke of Redonda (1949)
Edward
Buxton Shanks (1947)
Carl Van
Vechten (1947)
Dukes
and Duchesses / Duques y Duquesas
Robert
Beatty, Duke of Ontario (1961)
Oswell
Blakeston , Duke of Sangro (1947) *
Roy Campbell,
Duke of Carmelita (1949)
Cyril
James Fernandez Clarke, Duke of Tuba (1949)
Joan Crawford,
La Crawford (1956)
Michael
Denison , Duke of Essexa y Stebbingo (1959)
Charles
Duff , Duke of Columbus (1949) (relinquished / renunció 1951)
Gerald
Durrell , Duke of Angwantibo (1951?)
Lawrence
Durrell , Duke of Cervantes Pequeña (1947) *
Robert
Fabian of the Yard, Duke of Verdugo (1951)
Iain /
Ian Fletcher (1947), Duke of Urgel (1951)
Russell
Foreman , Duke of Dumosa (1967)
George
Sutherland Fraser, Duke of Neruda (1949)
Francis
Fytton , Duke of Spada (1961)
Charles
Wrey Gardiner, Duke of Rio de Oro (1959?)
Dulcie
Gray, Duchess of Essexa y Stebbingo (1959)
Michael
Harrison, Duke of Sant'Estrella (1951)
John Heath-Stubbs,
Duke of Mosquito Shore (1949)
Edgar
Jepson, Duke of Wedrigo (1947)
Buffie
Johnson, Duchess of Nera Castilia (1947) *
Georges
Levai, Duke of Salinas (1949)
Philip
Lindsay, Duke of Guano (1947) *
Murrough
Loftus, Duke of Granta (1967)
John Metcalfe,
Duke of Bottillo (1951)
Henry
Miller, Duke of Thuana (1947) *
Merton
Naydler (1947), Duke of Logos (1951)
Gerlinde
Pott, Duchess of Liebfraumilch & Nikky (1959)
Vincent
Price, Duke of Grue (1961)
T (homas)
Weston Ramsey, Duke of Valladolida (1947) *
Julian
Maclaren-Ross, Duke of Ragusa (1949)
Antony
Rota, Duke of Conservatura (1961)
Cyril
Bertram Rota, Duke of Sancho (1947) *
Dylan
Thomas, Duke of Gweno (1947)
A (imé)
F(élix) Tschiffely, Duke of Mancha y Gato (1949)
Sir John
Waller, Duke of Soula (1947)
Noel Whitcomb,
Duke of Bonafides (1952?)
Robert
Williams, Duke of Bally (1951)
Jon Wynne-Tyson,
Duke of Dulce Immaculato (1954)
Richard
Aldington (1961)
Ethel
Laura Armstrong (1947)
Hugo Ball
**
Neil Bell
(1947)
Sir Dirk
Bogard (1961)
D G Bridson
(1951)
Patrick
Burke (1951)
Frederick
Carter (1947)
W H Chesson
(1947)
'John
Connell' (1947)
Howard
Marion Crawford (1961)
Arnold
Dawson (1949)
Frances
Day (1961)
Hugh Oloff
de Wet (1961)
August
Derleth (1947)
Edward
Doro (1947)
Diana
Dors (1959)
P G Dwyer
(1949)
Malcom
M Ferguson (1949)
Stephen
Graham (1949)
Joan Greenwood
(1961)
James
Henle (1947)
Ralph
Hodgson (1961)
Trudy
Frances Holland (1951)
David
Hugles (1956)
Naomi
Jacob (1961)
Aram Khatchaturian
(1961)
Selwyn
Jepson (1951)
Anne King-Fretts
(1947)
Alfred
A Knopf (1949)
Hilary
Machen (1951)
A (lfred)
E (dward) W (oodley) Mason (1947)
R (odolphe)
L (ouis) Mégroz (1949)
E (dward)
H (arry) W (illiam) Meyerstein (1947)
Thomas
Moult (1949)
K G Myer
(1947)
Kate O'Brien
(1961)
Walter
Owen (1947)
Eden Phillpotts
(1947)
Abbé
Pierre (Henri Antoine Grouès) (1961)
L G Pine
(1951)
David
C Polden (1947)
Stephen
Potter (1951)
J (ohn)
B (oynton) Priestley (1951)
'Ellery
Queen' (Frederic Dannay & Manfred Bennington Lee) (1947)
Arthur
Ransome (1947)
Grant
Richard (1947)
Anne Ridler
(1961)
Walter
Roberts (1947)
John Rowland
(1947)
Jestyn
Viscount St Davids (1959?)
Henry
Savage (1951)
Dorothy
L (eigh) Sayers (1949)
Martin
Secker (1949)
Dame Edith
Sitwell (1959?)
Frank
Swinnerton (1947)
Julian
Symons (1951)
Rachel
Annand Taylor (1951)
J C Trewin
(1951)
Alan Tytheridge
(1947)
John Wain
(1961)
James
Walker (1947)
Dame 'Rebecca
West' (Cecily Fairfield Andrews) (1951)
John Wheeler
(1947)
G H Wiggins
(1947)
Sir P
(elham) G (renville) Wodehouse **
Mai Zetterling
(1956)
Marquess
/ Marqués
The Honourable
Philip Inman (1951)
Count
/ Conde
Cecil
Jackson Craig, Count Vavasour Plantagenet (1956)
Baron/
Barón
Percy
Francis Brash Newhouse Armstrong (1949)
Archbishop/
Arzobispo
The Reverend
John William Martin (1949)
b) ORDERS
BESTOWED BY KING JUAN I /
ÓRDENES CONCEDIDAS POR EL REY JUAN I
Knights
/ Dames Grand Cross of the Order of Santa María de la Redonda
Caballeros
/ Damas Gran Cruz de la Orden de Santa María de la Redonda
Her Majesty
Queen Lina / Su Majestad la reina Lina (1898)
Her Majesty
Queen Lydia / Su Majestad la reina Lydia (1918?)
Her ex-Majesty
Queen Barbara / Su ex-Majestad la reina Barbara (1949)
Her Majesty
Queen Estelle / Su Majestad la reina Estelle (1949)
Albert
Reynolds Morse, Grand Duke of Redonda (1949)
Her Majesty
Queen 'Anna' / Su Majestad la reina 'Anna' (1955)
Knights
Commander of the Order of the Star of Redonda
Caballeros
Comendadores de la Orden de la Estrella de Redonda
Sir Robert
Armstrong (1951)
Frank
Barton (1951)
John Bayliss
(1951)
Sir 'Morchard
Bishop' (Oliver Stonor) (1951)
Everett
F Bleiler (1949)
Andrew
Block (1949)
Robert
Michael Budgell (1951)
Roy James
Collcutt (1951)
Rupert
Croft-Cooke (1951)
Nigel
Roy Cox (1949)
Peter
Ditton (1949)
Frederic
Doerflinger (1949)
Malcolm
Elwin (1949)
Stuart
B J Friend (1949)
Daniel
George (1949)
Michael
Gough (1949)
Susil
Gupta (1949)
Kenneth
Hare (1949)
Sir Leigh
Vaughan Henry (1951)
Benson
Herbert (1949)
Robert
Herring (1949)
Kenneth
Hopkins (1951)
Louis
J McQuilland (1949)
Thomas
Anthony Mullen (1949)
J A G
Nicoll (1951)
John Joseph
O'Leary (1949)
Herbert
Palmer (1949)
Derek
Patmore (1949)
Sir Hywel
Bowen Perkins (1951)
The Reverend
M H Pimm (1949)
George
Pollock (1951)
Andreas
Phillips (1951)
Noel Ranns
(1951)
Maurice
Richardson (1951)
Alfred
Ridgway (1949)
Edgar
Horace Samuel (1949)
George
Stephenson (1949)
Randall
Swingler (1951)
Joseph
William Tollow (1951)
E (dward)
H (arold) Visiak (1949)
John Foster
White (1951)
Jon Wynne-Tyson
(1949)
The
Juan Cross (For Valour: Civil Division) /
La
Cruz Juan (Al Valor: División Civil)
William
Joseph O'Leary (1951)
c) OFFICES
BESTOWED BY KING JUAN I /
CARGOS NOMBRADOS POR EL REY JUAN I
Grand
Chamberlain / Gran Chambelán: Neruda
(1949)
Acting
Grand Chamberlain / Gran Chambelán en Funciones: Urgel
(1951)
Lord
Chancellor / Lord Canciller: Logos
(1951)
Cartographer
Royal / Real Cartógrafo: Columbus
(1949)
Historiographer
Royal / Real Cronista: Guano
(1949)
Chief
of Royal General Staff / Jefe Máximo del Personal Real: Carmelita
(1949)
Master
of the King's Horse / Maestro de la Real Caballería: Mancha
y Gato (1949)
Master
of the King's Music / Maestro de la Real Música: Tuba
(1949)
Poet
Laureate / Poeta Laureado: Gweno
(1951?)
Poet
Laureate II / Poeta Laureado II: Mosquito
Shore (1962?)
Minister
Plenipotentiary to the French Republic/ Ministro Plenipotenciario en
la República Francesa: Salinas
(1949)
Physician
in Ordinary/ Médico Titular: Sir
Hywel Bowen Perkins(1951)
Master
of the Chapel Royal/ Real Maestro de la Capilla: Sir
Leigh Vaughan Henry (1951)
Lord
High Admiral/ Mando Supremo del Almirantazgo: Botillo
(1951)
Admiral
of the Fleet / Almirante de la Armada: Lord
StDavids (1959?)
Postmaster
General / Director General de Correos: Bally
(1951)
Commissioner
of Police / Comisario de Policía: Verdugo
(1951)
Commissioner
for Propaganda / Comisario de Propaganda: Bonafides
(1952?)
Commissioner
of Tax Suppression/ Comisario de la Supresión de Impuestos: Sir
Robert Armstrong (1951)
Nota
Bene: In 1979, King Juan II or Jon Wynne-Tyson issued a State Paper
by which he proclaimed 'null and void' all of King Juan I's or John
Gawsworth's 'ennoblements' after 1951, for reasons similiar to those
set out in my Prefatory Note. Afterwards, however, he deemed those of
the actors Michael Denison and Dulcie Gray valid, as being well-deserved
and not venal. All other post-1951 titles and offices included in the
previous list (among them Jon Wynne-Tyson's Dukedom) have also been
deemed deserved and not venal by myself, and are therefore valid now.
Javier
Marías
Nota
Bene: En 1979, el rey Juan II o Jon Wynne-Tyson emitió un
Edicto Oficial por el que declaró "nulos e invalidados"
todos los "ennoblecimientos" del rey Juan I o John Gawsworth
posteriores a 1951, por razones semejantes a las expuestas en mi Nota
Previa. Más adelante, sin embargo, consideró válidos
los de los actores Michael Denison y Dulcie Gray, al juzgarlos merecidos
y no venales. Los demás títulos y cargos posteriores a
1951 incluidos en la precedente lista (entre ellos el Ducado de Jon
Wynne-Tyson), los he juzgado asimismo merecidos y no venales, y por
lo tanto son ahora válidos.
Xavier
Marías
.
Appendix
II / Apéndice II
Jon
Wynne-Tyson's Redonda /
La Redonda de Jon Wynne-Tyson
(updated
/ puesta al día 2003)
TITLES
AND OFFICES BESTOWED BY JON WYNNE-TYSON, KING JUAN II
TÍTULOS
Y CARGOS OTORGADOS POR EL REY JUAN II, JON WYNNE-TYSON
a) PEERS
CREATED BY KING JUAN II /
PARES NOMBRADOS POR EL REY JUAN II
Dukes
and Duchesses / Duques y Duquesas
Alan Coren,
Duke of Pulcinella (1979)
Steve
Eng, Duke of Nashville (1997)
Ronald
Hall, Duke of Domingo (1984)
Peter
Hilaire, Duke of Waladli (1979)
Dr Richard
A Howard, Duke of Androecia (1979)
Madeleine
Masson, Duchess of Mirage (1979)
Jack A
Murphy, Duke of Strata (1979)
Desmond
V Nicholson, Duke of Artefact (1979)
Denis
Trewin Pitts, Duke of Torosguana (1984)
Roy Plomley,
Duke of Deodar (1984)
John D
Squires, Duke of Tort (1979)
Michael
Storm, Duke of Callas (1984)
Albert
A Wheeler, Duke of Cielo (1979)
Baronet
/ Baronet
Sir John
Crocker (1979)
b) ORDERS
BESTOWED BY KING JUAN II/
ÓRDENES CONCEDIDAS POR EL REY JUAN II
Knights
/ Dames Grand Cross of the Order of Santa María de la Redonda
Caballeros
/ Damas Gran Cruz de la Orden de Santa María de la Redonda
Her Majesty
Queen Jennifer / Su Majestad la reina Jennifer (1970)
Knights
/ Dames Commander of the Order of the Star of Redonda
Caballeros
/ Damas Comendadores de la Orden de la Estrella de Redonda
David
Atkins (1984)
Francis
M L Barthropp (1993)
Michael
Briggs (1984)
Pippa
Burston (1985)
Robert
Coram (1993)
Alan Coren
(1979)
David
Richard Holloway (1986)
Richard
Liddle (1979)
Hugh Armstrong
MacLean
Enda Padraigh
O' Coineen (1979)
Hubert
Gabriel de Ortiz (1991)
Libby
Purves (1984)
Jay Rainey
(1979)
Dr Alan
Stoddard (1984)
Order
of the Kingdom of Redonda
Orden
del Reino de Redonda
Louis
Barron
Alex E
Kessler (1979)
Father
William Lake (1979)
Michael
Rowson (1984)
Harold
Wilson (1979)
Members
of the Kingdom of Redonda
Miembros
del Reino de Redonda
Ian Clark
(1979)
Maurice
C Clarke, 'Mahaja' (1979)
Denfield
Davis (1979)
Michael
Debens (1979)
David
Jeffery (1979)
Eric Joseph
(1979)
Neville
Riley, 'Gija' (1979)
Mitchell
Saltwell (1979)
Romeo
Simon, 'Black Spade' (1979)
c) OFFICES
BESTOWED BY KING JUAN II /
CARGOS NOMBRADOS POR EL REY JUAN II
Attorney
General / Fiscal del Tribunal Supremo: Tort
(1979)
Court
Jester / Bufón de la Corte: Pulcinella
(1979)
Royal
Archivist / Real Archivero: Harold
Billings
Representative
at the Information Center in Diamond Bar, California
/ Representante en el Centro de Información de Diamond Bar, California:
Hubert Gabriel
de Ortiz (1991)
.
Appendix
III / Apéndice III
Javier
Marías's Redonda /
La Redonda de Xavier Marías
(updated
/ puesta al día 2002)
TITLES
AND OFFICES BESTOWED BY JAVIER MARÍAS
TÍTULOS
Y CARGOS OTORGADOS POR XAVIER MARÍAS
a) PEERS
CREATED BY JAVIER MARÍAS /
PARES NOMBRADOS POR XAVIER MARÍAS
Dukes
and Duchesses / Duques y Duquesas
Pedro
Almodóvar, Duke of Trémula (1999)
António
Lobo Antunes, Duke of Cocodrilos (2001)
John Ashbery,
Duke of Convexo (1999)
Pierre
Bourdieu, Duke of Desarraigo (1999)
William
Boyd, Duke of Brazzaville (1999)
A(ntonia)
S(usan) Byatt, Duchess of Morpho Eugenia (1999)
Guillermo
Cabrera Infante, Duke of Tigres (1999)
Pietro
Citati, Duke of Remonstranza (2002)
J (ohn)
M (ichael) Coetzee, Duke of Deshonra (2001)
Francis
Ford Coppola, Duke of Megalópolis (1999)
Agustin
Díaz Yanes, Duke of Michelín (1999)
Roger
Dobson, Duke of Bridaespuela (1999)
Sir John
Elliott, Duke of Simancas (2002)
Frank
O (wen) Gehry, Duke of Nervión (2001)
Francis
Haskell, Duke of Sommariva (1999)
Eduardo
Mendoza, Duke of Isla Larga (1999)
Ian Michael,
Duke of Bernal (2000)
Arturo
Pérez-Reverte, Duke of Corso (1999)
Francisco
Rico, Duke of Parezzo (1999)
Sir Peter
Russell, Duke of Plazatoro (1999)
Fernando
Savater, Duke of Caronte (1999)
W G Max
Sebald, Duke of Vértigo (2000)
Luis Antonio
de Villena, Duke of Malmundo (1999)
Juan Villoro,
Duke of Nochevieja (1999)
Viscounts
and Viscountesses/ Vizcondes y Vizcondesas
Frederic
Amat, Viscount Viatge (2000)
Carlos
Franco, Viscount Habana (2001)
Rita Gombrowicz,
Viscountess Ferdydurke (2000)
Javier
Mariscal, Viscount Ney (2001)
Alessandro
Mendini, Viscount Alquimia (2001)
Baronessa
Beatrice Monti della Corte von Rezzori, Viscountess Antaño (2000)
Helena
Rohner, Viscountess Von Gunten (2001)
Larissa
Salmina-Haskell, Viscountess San Petersburgo (2000)
Jan Peter
Tripp, Viscount Reutlingen (2000)
b) ORDERS
BESTOWED BY JAVIER MARÍAS /
ÓRDENES CONCEDIDAS POR XAVIER MARÍAS
Knights
/ Dames Commander of the Order of the Star of Redonda
Caballeros
/ Damas Comendadores de la Orden de La Estrella de Redonda
Carme
López M. (2000)
c) OFFICES
BESTOWED BY JAVIER MARÍAS /
CARGOS NOMBRADOS POR XAVIER MARÍAS
Diplomatic
Corps (Redondan Ambassadors and Envoys)
Cuerpo
Diplomático (Embajadores y Emisarios Redondinos)
Ambassador
to the United States of America, or "Santayana" /
Embajador en los Estados Unidos de América, o "Santayana"
Esther
Allen (1999)
Ambassador
to Spain, or "De Wet"/
Embajador en España o "De Wet":
Julia
Altares (1999)
Ambassador
to Germany, or "Humboldt"/
Embajador en Alemania, o "Humboldt":
Paul Ingendaay
(1999)
Ambassador
to Italy, or "Baretti" /
Embajador en Italia, o "Baretti":
Daniella
Pittarello (1999)
Ambassador
to Iceland, or "Eddison"/
Embajador en Islandia, o "Edisson":
Jaime
Salinas (1999)
Ambassador
at the Court of St James, or "Blanco"/
Embajador en la Corte de San Jaime, o "White":
Eric Southworth
(1999)
Ambassador
at 221b Baker Street, or 'Ashdown' / Embajador en la Corte de San Jaime,
o 'Ashdown':
Antonio
Iriarte (2001)
Consul
at East Berlin, or "Friedrich"/ Cónsul en Berlín
Oriental, o "Friedrich":
Elke Wehr
(2000)
Consul
at Xers, or "Urbach"/ Cónsul en Jerez, o "Urbach":
Juan Bonilla
(2000)
Literary
Envoy Royal, or "Di Seingalt"/
Real Emisaria Literaria, o "Di Seingalt":
Mercedes
Casanovas (1999)
Surreptitious
Envoy to the United Nations, or "Sorge" /
Emisario Infiltrado en las Naciones Unidas, o "Philby":
Rafael
Ruiz de la Cuesta (1999)
Offices
an Appointments / Cargos y nombramientos
Chancellor
of the Privy Seal, or "Shaftesbury"/
Canciller del Sello Real, o "Shaftesbury":
Mercedes
López-Ballesteros (1999)
Historiographer
Royal in the Spanish Tongue, or "Inca Garcilaso"/
Real Cronista en Lengua Española, o "Inca Garcilaso":
Manuel
Rodríguez Rivero (1999)
Historiographer
Royal in the English Tongue , or " Tusitala" /
Real Cronista en Lengua Inglesa, o "Tusitala":
Bridaespuela
(1999)
Master
of the King's Music, or "Boccherini" /
Maestro de la Real Música, o "Boccherini":
Nicholas
Clapton (1999)
Keeper
of the Royal Drawings, or "Van den Wyngaerde" /
Conservador de los Reales Dibujos, o "De las Viñas":
César
Pérez Gracia (1999)
Keeper
of the Royal Archives, or "Sister Juana Inés" /
Conservadora de los Reales Archivos. o "Sor Juana Inés":
Montserrat
Mateu (1999)
Poet
Laureate in the Spanish Tongue, or Villamediana" /
Poeta Laureado en Lengua Española, o "Villamediana":
Malmundo
(1999)
Poet
Laureate in the English Tongue, or "Skelton" /
Poeta Laureado en Lengua Inglesa, o "Skelton":
Marius
Kociejowski (1999)
Physician
to the Royal Psyche, or "Dr Polidori" /
Médico de la Real Psique, o "Dr Polidori":
Dra Carmen
García Mallo (1999)
Physician
Royal in Ordinary, or "Sir Thomas" /
Real Médico Titular, o "Browne":
Dr José
Manuel Vidal Secanell (1999)
Head
of the Secret Service, or "Man Who Knew Too Much" /
Jefe del Servicio Secreto, u "Hombre Que Sabía Demasiado":
Alejandro
García Reyes (1999)
Commissioner
for Agit/Prop, or "Man Who Was Thursday" /
Comisario de Agitación y Propaganda, o "Hombre Que Fue
Jueves":
John Cross
/ Juan Cruz (1999)
Photographer
Royal, or "Clifford" /
Real Fotógrafo, o "Clifford":
Quim Llenas
(1999)
Bookseller
Royal in Spain /
Real Librero en España:
Antonio
Méndez (& His Alberts) /
Antonio Méndez ( y sus Albertos) (Libreria Méndez, Madrid)
(1999)
Bookseller
Royal in the United Kingdom /
Real Librero en el Reino Unido:
John de
Falbe (John Sandoe Books, London/ Londres) (1999)
Master
of the Royal Imprint in the English Tongue /
Maestro de las Reales Prensas en Lengua Inglesa:
Ray Russell
(The Tartarus Press, Horam) (1999)
Fencing
Master Royal, or "Lagardère" /
Real Maestro de Esgrima, o "Lagardère":
Corso
(1999)
Master
of the Royal Turf , or "Long Fellow" /
Maestro del Real Hipódromo, o "Tipo Largo":
Caronte
(1999)
Master
of the Royal Tauromachy, or "Pepe Hillo" /
Maestro de la Real Tauromaquia, o "Pepe Hillo":
Michelín
(1999)
Manager
of The National Football Team, or "Sir Stanley" /
Seleccionador Nacional de Fútbol, o "Mathews":
Eduardo
Calvo, "Metropolitano" (1999)
Prisoner
of Zenda Royal /
Real Prisionero de Zenda:
Miguel
Marías (1999)
Portrait
of the Artist Royal - Real Retrato del Artista:
Fernando
Marías (2000)
Magic
Flute Royal - Real Flauta Mágica:
Alvaro
Marías (2000)
Twilight
Zone Royal- Real Zona Fantasma
Montserrat
Vega (2001)
Strogoff
Royal - Real Strogoff
Inés
Blanca (2003)
Body-Snatchers
Royal- Reales Ladrones de Cuerpos:
Jesús
Cano & Enric Pastor (2001)
d) MEMBERS
OF THE AYLESFORD FITZROVIAN ORDER/
MIEMBROS
DE LA ORDEN FITZROVIANA DE AYLESFORD
Gail Nina
Anderson (2000)
David
Ashton (2000)
Christopher
Martin (2000)
Sir Hywel
Bowen Perkins (2000)
Adrian
Robertson (2000)
Ray Russell
(2000)
Julie
Speedie (2000)
Mark Valentine
(2000)
e) HONORARY
CITIZENS OF REDONDA /
CIUDADANOS
HONORARIOS DE REDONDA
María
Rosa Alonso (2000)
Miguel
Alzueta (2001)
Nacho
Amado (1999)
Marisol
Benet de Cavanna (2000)
Teresa
Bordón (1999)
Carmen
Bouguen (2001)
Blanca
Chacel (2000)
Paolo
Collo (2000)
Richard
Grenville Clark (1999)
Joe Cuomo
(2002)
Marta
Donada (2000)
Anthony
Edkins (2001)
Amaya
Elezcano (1999)
Carina
von Enzenberg (2000)
Barbara
Epler (1999)
Susana
Esparza (2000)
Glauco
Felici (2000)
Gonzalo
Garcés (2000)
Mercedes
García Arenal (2000)
Carmen
"Cuqui" García del Diestro (2000)
Gonzalo
Gil (2000)
Marcos
Giralt Torrente (2000)
Maria
Grimley (1999)
Rosa M»
Junquera (2001)
Michael
Klett (2000)
Jara Llenas
(2000)
Aline
Glastra van Loon (2000)
May Lorenzo
Alcalá (2000)
Christian
Martí-Menzel (1999)
Aurora
Martín (1999)
Antonio
Martínez Sarrión (2000)
Augusto
Martínez Torres (2000)
Rafael
Muñoz Saldaña (1999)
Enrique
Murillo (1999)
Marina
Núñez (2000)
Ricard
Núñez (2000)
Benjamín
Prado (2001)
César
Romero (1999)
Maarten
Steenmeijer (2001)
Marisa
Torrente Malvido (1999)
Sara Torres
(2003)
REALM
OF REDONDA PRIZES /
PREMIOS
REINO DE REDONDA
J (ohn)
M (ichael) Coetzee (2001)
Sir John
h (uxtable) Elliott (2002)