Los buenos libros lo son a pesar de su modesta edición, digamos
en rústica, pero los libros de Reino de Redonda poseen una doble
bondad, si puede decirse así, pues son hermosos por dentro y por
fuera, obra en buena medida de Carmen López, encargada de la edición.
Cuentan además en su mayoría con un obsequio inopinado,
el cuadernillo de ilustraciones finales sobre la isla de Redonda y sus
cultivados monarcas. Nunca se sabe bien qué puede surgir de esos
cofres de galeón corsario.
La mujer de Huguenin
El primero de los libros La mujer de Huguenin, de Shiel, tomo de
color negro, vio la luz en mayo del año 2000. Shiel (1865-1947)
fue el primer rey de Redonda desde 1880, pero su genuina monarquía
habita el reino de las letras. Es autor de la novela gótica La
nube púrpura, 1901, considerada su obra maestra. Hubo edición
española de Seix Barral, 1986 (cuya reedición aparecerá
también en Redonda). La prosa de Shiel en los cuentos de La
mujer de Huguenin es un derroche de imaginación modernista,
donosamente vertida al español por Antonio Iriarte. Un mundo de
cataratas góticas, simios pálidos, cloacas irisadas, cuyo
oleaje de fondo es una furia esmeralda y gris. En el colofón de
este volumen inicial se publicaron por vez primera los títulos
y cargos otorgados en 1999 por el actual monarca de Redonda, que en los
volúmenes posteriores incluyen la puesta al día, por ejemplo,
Coetzee como primer Premio Reino de Redonda en 2001, antes de recibir
el Nobel el año 2003.
A la muerte de Shiel, en 1947, el segundo rey de Redonda fue el poeta
John Gawsworth (1912-70), personaje notorio de la novela Todas las
almas, 1989, uno de cuyos cuentos se publicó en la antología
Cuentos únicos, Siruela 1989. Gawsworth fue autor de una biografía
de Arthur Machen, cuya edición inglesa está en prensas en
Tartarus Press, en coedición con Redonda. 1989 es el año
del nacimiento literario español de Redonda. El tercer rey Jon
Wynne-Tyson, abdicó en 1997 en Javier Marías, cuarto monarca,
como reconocimiento por sus desvelos en pro de la leyenda literaria de
Redonda.
Bruma
El segundo volumen -tomo rojo escarlata- de Reino de Redonda fue dedicado
a Richmal Crompton (1890-1969), famosa creadora del personaje Guillermo
en 1922. Se publica su libro de relatos Bruma, 2001, prologados
por Fernando Savater, entusiasta de Guillermo en España, desde
su magnífico ensayo La infancia recuperada, 1976. La gracia
del gran proscrito, nos dice Savater en el prólogo, es ser sobrenaturalmente
natural.
Ehrengard
El tercer tomo de Redonda acoge la reedición de Ehrengard,
de color azul, mayo del 2001, de Isak Dinesen (1890-1970), la gran reina
de la literatura anglodanesa. La traducción es de JM. Miss Dinesen
atesoraba una suerte de inocencia técnica del arte narrativo, los
elefantes podían ser bicéfalos, los ríos princesas
tebanas, las nubes islas a la deriva. Ehrengard es un ejemplo perfecto
de esa sabiduría narrativa donde el uso del silencio es magistral.
Herr Cazotte es un retratista a lo Alma Tadema, un casanova que se da
de bruces con Ehrengard, belleza arisca y peleona. El duelo resulta memorable.
Las familias muy antiguas sienten a veces sobre sí la sombra
de la aniquilación, pág. 37.
La morada maligna
El cuarto título fue la novela La morada maligna de Richmal
Crompton, tomo verde, prologada por Eduardo Mendoza. Nov 2001. Se trata
de una novela de 1926 del género casa encantada inglesa. Y
en aquel momento le pareció que la Cosa Maligna que yacía
en el corazón de la belleza de la casa estaba a su lado y le sonreía
a la luz de la luna, pág. 306. Los maestros del género
son legión, desde Henry James al oxoniense M.R. James, o el prodigioso
Puck de Kipling, por no retrotaernos a los góticos dieciochescos,
o neogóticos oxonienses como Falkner o Wilde.
La Religión
de un Médico
El quinto volumen -color gris pizarra- reedita el clásico barroco
La Religión de un Médico de Sir Thomas Browne (1590-1670),
prosista mayor de Oxford (con el permiso del Dr. Johnson, of course!)
traducido por JM. Browne es el paradigma o espejo del llamado gran
estilo, que Juan Benet contraponía al estilo tabernario en
su ensayo La inspiración y el estilo. Los grandes prosistas
oxonienses del XVII han sido Bacon, Browne y Locke. Para concluir ayer
mismo en Lawrence de Arabia -traductor de Homero-, Tolkien, Isaiah Berlin,
Ronald Syme, Francis Haskell o Peter Russell. Es el ámbito de la
ciudad conservada en almíbar de Todas las almas. El poso
español va desde el humanista Vives al romántico Blanco-White
o el propio JM, enseñando el arte de traducir en la Tayloriana,
codo a codo con Eric Southworth. Veamos un rasgo de hermosa gravedad del
docto galeno, Sir Thomas Browne: Cuando la vida valía tanto
la pena de ser vivida que pocos o ninguno se la quitaban. Apenas
nos cuesta imaginarlo como retratado por un Holbein barroco, quizá
con ese poso de estoicismo pompier del Góngora de Velázquez.
El crepúsculo
celta y La rosa secreta
La sexta publicación redondina El crepúsculo celta,
color verde hiedra, de WB Yeats (1860-1949) fue traducido por JM para
Alfaguara. Este libro se tradujo en Oxford durante la estancia como profesor
de Marías. Yeats es acaso el mayor genio lírico de Irlanda.
Quizá se asemeja algo a nuestro Valle-Inclán. En Irlanda
este mundo y el mundo al que vamos después de la muerte no están
muy separados, pág. 159. Hay una página molto cervantina:
Un atardecer de invierno un viejo caballero con una vieja y herrumbrosa
cota de malla cabalgaba lentamente..., pág. 243. ¿No
hay un aroma léxico, un leve destello, de Juan Benet? El volumen
de Yeats incluye La rosa secreta en versión de Alejandro
García Reyes. El prólogo es de Juan Villoro.
El monarca del tiempo
El séptimo título es El monarca del tiempo, tomo
granate, título inencontrable de JM, desde su primera edición
hace un cuarto de siglo, en 1978. Ahí está su perspicaz
ensayo sobre el Julio César de Shakespeare, acaso lo más
notable del volumen. Prologado certeramente por Elide Pittarello, que
recuerda los libros dípticos de Juan Benet, entreverados de un
ensayo y un texto de ficción, en Del pozo y del Numa, un
ensayo sobre José y sus hermanos de Thomas Mann y una novela
breve sobre el personaje mítico de Región, el Numa.
El brazo marchito
El octavo volumen El brazo marchito, entre amarillo y siena, de
Thomas Hardy (1840-1928), primera traducción de JM en 1974, la
época de sus primeras novelas, Los dominios del lobo, el
Salinger-Baroja de JM, y Travesía del horizonte. Su mayor
esfuerzo gozoso en la traducción fue el Shandy de Sterne
en 1978. Hardy tiene una novela semi-oxoniense Jude el Oscuro,
y de los relatos que componen El brazo marchito resalta Una
mujer soñadora, que tal vez preludia el magistral relato de
Joyce, Los muertos. Del rutinario y apático matrimonio -digamos
la Bovary de Hardy- se nos dice: era en sus gustos y aficiones -en
esos pequeños, grandes detalles- donde no se podía recurrir
a ningún denominador común. Una de esas parejas marcianas
que no pegan ni con cola. El prólogo es de erre que erre, MRR.
Cuentos únicos
El noveno libro de Redonda -de inmediata aparición, mayo 2004-
es Cuentos únicos, en edición ampliada con tres nuevas
piezas de tres autores recónditos. Van allí ficciones breves
de autores de renombre como Lawrence Durrell y Winston Churchill, y de
post-victorianos polvorientos, por así decir, entre ellos, John
Gawsworth, segundo rey de Redonda y personaje de TLA. El relato
de Gawsworth, Cómo sucedió, 1934, narra cómo
dos hermanos se prendan de la misma mujer, Margery. Espiaba sus
devaneos amorosos desde mi escondite en lo alto de un árbol.
Es un cuento terrorífico. Resulta escalofriante el sentido que
adquiere en tan breve texto el término: ¡Blanco!. No es precisamente
una muestra de lo que solemos entender por humor británico.
Los tres nuevos autores recónditos incluidos en la nueva edición
de Cuentos únicos son Perceval Landon -La abadía
de Thurnley, 1908-, Edward Meyerstein -El Tríptico,
1935- y Alan Munby -Un encuentro en la niebla, 1949-. Las semblanzas
de JM sobre ellos son un derroche de guasa erudita. Uno casi lamenta
que no cayera prisionero antes, nos dice de Munby, que escribió
su cuento en un campo nazi. De Meyerstein nos revela que poseía
una bonita colección de látigos exóticos. Digamos,
un personaje del Buñuel cafre. De Perceval Landon ignora dónde
nació, pero sí sabe que Kipling lo menciona un par de veces
en su autobiografía y que M R James tenía en alta estima
su horroroso talento. En fin, que por leer estas semblanzas, casi estoy
por decir que se pueden y deben perder horas de sueño.
Un bodegón
de libros
Los títulos siguientes previstos en Reino de Redonda, son la novela
La nube púrpura, de Shiel, el título mayor del primer
rey de Redonda, y El espejo del mar de Joseph Conrad (1857-1924),
nueva traducción de JM, una de las obras maestras sobre la eterna
fascinación que el hombre siente por el mar, contada por uno de
sus más hondos y lúcidos conocedores, el genio anglopolaco
Conrad. En el prólogo de JB se tilda a Marías -con una de
esas guasonas fórmulas adulatorias tan caras al ingenioso ingeniero
Juan Benet, monarca de Región- como Erasmo de la traducción.
El ávido y curioso lector tiene dónde elegir entre este
vistoso bodegón de los libros del Reino de Redonda. El adolescente
que crezca viendo ese juego de lomos en la biblioteca de su casa, acaso
sea levemente feliz, cuando sintiéndose muy desdichado -nunca faltan
momentos insulsos en tan narcisa edad- fulmine una tarde de infinito tedio,
enfrascado en tan apetitosa colección de libros.
CÉSAR PEREZ GRACIA
Claves
núm.142
mayo de 2004
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