Javier Marías
finaliza su nueva novela Tu rostro mañana
El autor indaga
en la esencia de las personas y reflexiona sobre "la bendición
y desdicha del hablar y el callar"
El escritor Javier Marías
acaba de entregar el original de su nueva novela, Tu rostro mañana,
una extensa obra que se publicará a finales de octubre y
en la que el autor indaga en la esencia de las personas y reflexiona
sobre "la bendición y desdicha del hablar y el callar".
Pero en esta ocasión los miles
de lectores de Marías se enfrentarán a una situación
nueva. Lo que verá la luz el 23 de octubre será el
primer volumen de la novela, titulado Fiebre y lanza; para
el segundo habrá que esperar "uno o dos años más",
según afirma el escritor, en la que adelanta las líneas
generales del libro.
Fue hace una semana cuando Marías
(Madrid, 1951) tuvo claro el título -suele dejarlo para el
final- y acabó de corregir las segundas pruebas. Atrás
quedan cuatro años de trabajo, tres de ellos dedicados de
lleno a la redacción de este libro que, "en cierto sentido,
creo que es mi novela más ambiciosa, aunque sólo sea
por la extensión".
Y es que la primera parte de la novela,
que publicará Alfaguara, tendrá casi quinientas páginas
y es probable que la segunda ronde una cifra similar.
"Hay quien puede considerar una descortesía"
que al final del primer volumen aparezca un "continuará",
pero entre esa descortesía y la de publicar una novela de
mil páginas -"yo no creo que hoy me leyera un libro tan largo
de un autor contemporáneo porque para eso preferiría
leer una novela de Dickens"-, el escritor ha optado por la primera.
En Tu rostro mañana,
Marías, ganador de numerosos premios internacionales y cuya
obra ha sido traducida a más de veinte idiomas, recupera
a un antiguo narrador suyo, el de Todas las almas, pero sin
que la novela "sea en modo alguno una continuación de aquélla".
El narrador, que en Todas las
almas había estado dos años en Oxford, regresa
ahora a Inglaterra "por no seguir cerca de mi mujer mientras ella
se me alejaba", dice Jaime o Jacobo o Jacques Deza, que a todos
esos nombres responde el protagonista de la historia, sumido "en
uno de esos períodos de desconcierto propios de la gente
que se separa", afirma Marías.
"No debería uno contar nunca
nada", son las palabras con las que comienza la novela, que transcurre
en la época actual. Y, sin embargo, el narrador tendrá
que hacer justo lo contrario al ser contratado por un grupo creado
durante la Segunda Guerra Mundial por el MI6, el Servicio Secreto
británico.
Sir Peter Wheeler, un viejo profesor
de Oxford que había trabajado para el MI6 durante la guerra,
fue quien lo recomendó para formar parte de ese grupo y el
que le aconsejó que no se molestara en buscar información
sobre el mismo "porque nunca tuvo nombre. Sólo de las cosas
que no tienen nombre se puede realmente negar la existencia".
Ese grupo sigue funcionando en la
actualidad, "aunque de una manera degradada -afirma el escritor-,
porque no se trabaja ya sólo para el Gobierno" sino que,
al parecer, aceptan también encargos privados, "como ha pasado
con muchos servicios secretos del mundo. Ahora quizás la
cosa vuelve a cambiar después del 11 de septiembre", añade.
Los reclutados por ese grupo tenían
"un cierto don -no hay nada de sobrenatural en ello, advierte Marías-,
una cierta capacidad para ver en los otros, para conocer hoy cómo
serán sus rostros mañana, para saber hasta dónde
pueden llegar las personas, aunque no se les presenten las circunstancias
adecuadas". Para saber también si serán leales o traidores
y si serán capaces de matar.
El protagonista tiene que pronunciarse
sobre diferentes personas, famosas o anónimas, y luego debe
redactar una serie de informes que nunca sabe para qué serán
utilizados. El "no sé" no era admitido como respuesta: había
que atreverse a hablar aunque a veces podía "ser funesto".
El título del primer volumen,
Fiebre y lanza, alude a dos elementos que van apareciendo
a lo largo del libro, "aunque de forma metafórica": por un
lado "el estado febril, de excitación, de indagación
y descubrimiento de las cosas"; por otro, la referencia a la guerra.
"Yo soy mi propio dolor y mi fiebre", se dice más de una
vez en la obra.
Tu rostro mañana (en
esta ocasión no se cita a Shakespeare en el título)
presenta un tratamiento del tiempo "complejo" y el pasado irrumpe
con frecuencia en sus páginas. El autor de Corazón
tan blanco habla de la Guerra Civil española y de su
conexión con la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra.
"En cierto modo es un libro en el
que va apareciendo la idea de lo que es el tiempo de guerra y el
tiempo de paz", añade Marías, quien no tiene "inconveniente
en decir" que hay un episodio en la novela que coincide enteramente
con algo que le pasó a su padre, el filósofo Julián
Marías.
El padre de Jaime Deza estuvo en
el bando republicano como soldado, "pero no hizo ninguna barbaridad,
y al término de la guerra fue delatado, con denuncias además
falsas, por quien había sido su mejor amigo".
"Ese es un ejemplo claro -comenta
Marías- de que nunca sabes lo que puede ocurrir, y en cierto
sentido todos desearíamos saber si quienes nos rodean nos
están engañando o van de buena fe".
Estrella Digital/Efe
Madrid