Un Nobel futuro, pese a quien
pese
La dedicatoria "para Julia Altares
pese a Julia Altares", de Corazón tan blanco, además
de ser una de las más repetidas en todo el mundo de las
escritas por Marías, es de las más chocantes. "Yo
sabía que me iba a dedicar el libro porque hacía
tiempo me había dicho que lo haría, aunque tengo
la impresión de que en el último momento tuvo dudas.
Pero como es una persona muy honesta y además creo que
en el fondo le apetecía, me lo dedicó. De ahí
esa extraña dedicatoria", explica Altares, reconocida guionista
de televisión y amiga del autor desde ni se sabe cuándo,
que destaca "el misterio" de algunas novelas de las que ha escrito
su amigo.
Ella recuerda que le ha pasado
a menudo que reconozcan su nombre por la dedicatoria y que más
de uno le pregunte por su significado. La complejidad semántica
trae locos a los traductores, que en algunos casos han desvirtuado
el significado. "Javier suele regalarme las nuevas traducciones
de la novela cuando le llegan, y aparecen cosas insólitas,
como en la japonesa, donde dice, más o menos: 'A Julia
Altares, contra ella", narra ella, que recuerda también
que en algunas lenguas han optado incluso por no ponerla.
"Todo esto le hace mucha gracia
a Javier, de quien supongo que le habrán contado que tiene
un gran sentido del humor". "Me da rabia -puntualiza- que la gente
piense que es un tipo frío y estirado. Quizá también
es culpa suya, ya que se pone demasiado serio en las entrevistas.
Pero es muy leal y fiel con sus amigos, además de muy divertido.
Mire si nos cuida que por ejemplo a mí me trajo una edición
de Corazón tan blanco con una dedicatoria de Woody
Allen, porque sabe que soy muy fan de él". Tanto valora
su calidad literaria que se declara convencida de que ganará
el Nobel algún día: "Se lo merecería. Vive
para la literatura, tiene un talento descomunal, y su prosa es
de las más brillantes. Además, me encanta la musicalidad
de sus textos, la manera como ve la vida, y esas reflexiones tan
originales, inteligentes y verdaderas que aparecen en sus novelas".
Mientras espera que le den el premio
en Estocolmo, seguirá recibiendo a Javier Marías
en su casa para verlo jugar con su hijo Luis, de año y
medio, al que el escritor no dejó de visitar ni cuando
estaba encerrado con su última novela. "Tiene un don innato
con los niños, y ellos lo notan enseguida. Habrá
quien pueda imaginar que Javier no es nada niñero, pero
se sorprendería al verlo jugar con mi hijo", concluye Julia
Altares, que, como no podía ser de otra manera, piensa
que la mejor novela de Marías es, por alusiones, Corazón
tan blanco.